«¿Por qué?»

Frente a un papel en blanco y bolígrafo en mano se encontraba Sandra buscando una idea que después pudiera desarrollar y transformar en su próximo libro.  Siempre le había funcionado, apuntaba una idea en un papel y lo pegaba en la parte superior del monitor de su ordenador, de tal manera que cuando trabajaba con el ordenador su idea siempre estaba presente, hasta que le llegaba la inspiración y comenzaba a escribir.
Siempre le había funcionado, hasta ahora.
Si no era capaz de encontrar una simple idea, ¿cómo iba a ser capaz de escribir todo un libro?
El monólogo interior que mantenía consigo misma era digno de ser estudiado.
"Vamos Sandra cabeza hueca, sólo es una idea, no tienes que solucionar el enigma de la creación, tan sólo necesitas una idea.
¿Por qué, Luis?, ¿por qué has terminado con algo tan maravilloso?
Millones de personas mueren sin haber conocido algo tan excepcional como lo que tenemos,  bueno, más bien teníamos tú y yo. 
Maldita sea, ¿quieres hacer el favor de centrarte de una vez? UNA IDEA, sólo eso, lo has hecho otras veces, no es tan difícil.
Si al menos supiera ¿por qué?
Oh basta ya, se acabó, siempre has sido independiente, nunca has necesitado a nadie, ¿de verdad vas a permitir que esto arruine tu vida?
¿Por qué?"

De pronto lanzó el bolígrafo a la mesa y se levantó arrastrando la silla. Fue a la cocina y se preparó un café con leche. Se quedó allí de pie mirando al vacío, un vacío que antes llenaba Luis con su presencia, con su sonrisa, con esa forma de mirarla que a ella le hacía temblar.
Era tan perfecta la unión de almas que sentían, esa pasión descontrolada, ese cariño infinito...
No podía seguir así, tenía que apartarlo de su mente, ella necesitaba su cabeza para trabajar y tenía que tenerla despejada.
Las últimas palabras de Luis resonaban una y otra vez en su cerebro: "Estoy vacío, no puedo darte nada"
Como si ella le hubiese pedido algo. 
No quería nada, nada más que disfrutar esa felicidad.
Recordaba esas conversaciones interminables que duraban horas y en las que siempre aprendía cosas interesantes a través de la sabiduría y conocimientos de Luis, recordaba esos paseos por el monte y la delicia de saber que ambos detestaban la playa, recordaba esas tardes acurrucados en el sofá criticando las películas que echaban en la televisión, recordaba esas noches de placer infinito que se alargaban hasta el alba, esa forma que tenía de amarla como nunca nadie lo había hecho.
Recordaba tantas y tantas cosas, que le resultaba imposible entender que él lo hubiese olvidado todo.

Lentamente volvió a la silla y de nuevo se sentó frente al papel en blanco.
Está bien - dijo en voz alta para escucharse a sí misma - si no puedo sacarlo de mi mente tendré que utilizarlo.
Cogió el bolígrafo y en el papel escribió una sóla palabra:
"LUIS"