Enciendo la radio: “...y ahora ”Imagine” de John Lennon, disfruten la velada, hasta mañana a la misma hora…”. Hace 3 días recibí la carta informando de mi próximo destino. Pensaba que con la anterior expedición a África terminaría todo esto. No logro entender cómo hemos podido engendrar tanto mal en los corazones de estas tribus tan débiles. Y aún así, en lugar de dejarlos estar, volvemos a la carga para arrebatarles lo que es suyo, sus tierras, sus casas, su fuente de alimento...
Confieso que no soy capaz de explicar ya el porqué de mi trabajo. Desde que nació Alma, mi hija, no puedo imaginar qué mundo vamos a dejar en sus manos. Mi mujer Gloria está a punto de llegar a casa, debo explicarle que he de partir de nuevo. Cuando se quedó embarazada, me miró fijamente a los ojos y me dijo: "A partir de ahora dejo de velar por ti para velar por esta criatura, que Dios me ampare si tú te vuelves a ir". Oigo las llaves abrir la puerta. Entra hasta la cocina. Allí me encuentro sentado en la banqueta mirando la carta abierta sobre el banco.
—Hola cariño, he dejado a Alma con tu madre hasta la hora de cenar. ¿Pasas tú luego a recogerla y mientras yo me doy una ducha?
Gloria se acerca hablando hasta llegar a mi para darme un beso. Levanto la mirada. Sus ojos se clavan en los míos. “...Nothing to kill or die for…”. La radio sigue sonando. Nosotros enmudecemos. Gloria me abraza tan fuerte como puede y una lágrima desborda el umbral de mi lagrimal.
—Que Dios nos ampare...
Enhorabuena.
Saludos Insurgentes.
Enhorabuena por tu relato.