«Que son ellos»

Tengo que reflexionar seriamente sobre los tíos a los que me quiero tirar. Si, por lo menos, me los tirase... 
Quiero decir que de nada vale soñar con misóginos, niños de mamá e inmaduros emocionales si ni siquiera llego a darme el gusto. 
Porque claro, llorar desesperada por un tio imbécil es mucho más reconfortante después de haber pasado una noche llena de desenfreno y descontrol. Llorar por ese mismo tío de camino al curro, rodeada de desconocidos que no conocen la palabra desodorante, es bastante más triste. 
A la hora de la verdad, echar un polvo se complica, ¿eh? Qué fácil sería acercarse a un zagal y decirle: "Oye tío, me pones, ¿quieres acostarte conmigo?". Sí, sería facilísimo. Pero nosotras, las tías, nos empeñamos en complicarlo todo; nos tocamos el pelo, sonreímos de medio lado... Y luego, ¡esperamos que ellos capten las señales! ¡Chicas! Que son ellos... Los mismos que no saben diferenciar entre dos colores de la misma gama, los mismos que a todo contestan: " Sí, no sé, lo que tu creas... "
Nuestras estrategias de ligue estan completamente mal dirigidas. Dejemos de mandar señales en código morse a sordos. Ni puntos, ni rayas. . . 
"Oye tú, colega, ¿quieres echar un polvo? " Y nos quitamos de problemas.