El contestador tiene un mensaje.
Estas preocupándome. ¿Cómo estas?Era la voz de Juan, antes iba a su cafetería para escribir, pero a ella no le gustaba. Estaba junto a la universidad y había muchas chicas.
Mientras acaricio a Gordo, reparo poco más tarde en la pared. Hay dos espadas cruzadas. Estaban hay por algo, no es así. Me levanto y planteo un pequeño pero duro objeto. Cuando enciendo la luz veo una balanza. Y colgado del perchero, mi sombrero. Estas cosas las puse en mi habitación por algo, pero tengo la sensación de que me falta algo. Suelto a Gordo que maúlla.Yo chasqueo los dedos, busco o entre mis notas encima de la mesa. En la nevera, en el panel de corcho de la entrada, en el ordenador, en la puerta del armario.Recojo cada una de sus fotografías, todo lo que me dio y me regaló. Antes eran momentos; ahora de que me sirven. Solo para recordar que se fue. Lo amontono en el jardín. Busco en el garaje un bidón de gasolina y lo vierto allí. Luego me alejó mientras veo como se quema cada.Gordo observa todo, como calentándose. Hasta que solo quedaron cenizas.Espero que esto sea todo, pero no estoy seguro.Gordo maúlla.
Entonces cojo cuatro cosas, cierro la puerta y me voy. Arranco la furgoneta, gordo salta por la ventanilla del copiloto y se acomoda, enroscado el rabo.Marcho al horizonte. Ya no por una mujer, sino por un viaje sin rumbo y sin destino. Toda la noche estuve conduciendo, hasta que aparque para dormir.Me levanté cuando un rayo de sol me deslumbró. Por instinto me cubrí la cara con el sombrero. Me hice un café y vi como el cielo aclaraba. Estaba en la cima de una montaña. Mirara donde mirara era verde. Gordo había terminado su leche. Regrese a casa. Arranqué una hoja y programé la semana.Luego, busque mis viejas notas y estuve leyendo. Durante horas, hasta que ya tarde me picó el hambre. Después de comer. Pase a limpio mis viejas ideas, y otras que iban saliendo nuevas. Gordo se metió en su canasta. Ni las dudas eran capaces de detenerme. Tras unos días llamé a Juan.¿Eh, como andas?¿Dónde te metiste?Creo que tengo algo ¿Te lo enseño?¿De qué hablas, no será algo raro?No amigo, he vuelto.Pues, bien ya era hora.Creo que dijo algo más, no lo escuche. Le di a imprimir, y el texto salió de la impresora. Guarde la hoja me fui tras darle pescado enlatado a Gordo. Llegue a donde la cafetería de Juan, buenos recuerdos.
La puerta se abrió, golpeando a las campanillas que colgaban. Produciendo un sonido característico. Ya olía a inconfundible aroma de cafetera italiano.
Jero, que bien que estas vivo. Mira creo que aquí hay alguien que puede ayudarte mejor que yo.¿Que?Juan me condujo hasta una mesa. Una chica pelirroja se apoyaba en la barbilla. Giro su cabeza, y se vieron sus ojos verdes.
Tu debes ser Jero. Yo me llamó Inés.Vamos tigre- me susurra juan por detrás, al guiarme a la mesa.No se que te contarian de mi -tartamudee- pero.Que tienes una sinopsis interesante, no es así.Si, eso es verdad. Confesé.Me senté en silla. Mi café está preparado.
¿Qué tienes? -preguntó.Yo le entregué el texto, y estuvo leyendo un buen rato, rascándose la barbilla y jugueteando con rizo.
Es bueno.¿Seguro? -Pregunté.Claro -respondió- por supuesto.Estuvimos hablando por horas. Luego me fui tras pagar. No se como ocurrió pero al salir por la puerta. Ella estaba colgada a mi brazo.
¿Puede saberse donde vive el artista? -inquirió sonriendo.Unas calles, más abajo. Señalé.Una vez llegamos, Gordo esta esperando tras la puerta. Inés lo agarró muy rápido. 《Vaya, gato seboso, parece que te cayó bién》Pensé. Luego reparo en las cenizas del patio.
¿y eso?Recuerdos, el fuego purifica -respondí.Oh, lo siento.Da igual ¿vas a pasar?Claro.Estuvo viendo mi estudio.
Un poco pequeño.Aquí, solo vivo con ese gato. Hay sitio.¿Pero y si necesitas más?Por ahora no.Bueno, supongo que es pronto. Te dejo mi teléfono. Llama cuando tengas algo.Descuida.Y se fue.
Me dormí, y desperté cuándo amaneció. Mire el móvil. Estaba infestado de mensajes. Debió verme con Inés. Un escalofrío me recorrió. Llame a su número a una hora normal. No contesto. Busque por un presentimiento en los hospitales. Estaba en el primero.
Había sufrido un accidente. Pase la noche en mi casa. Yo lo tenía claro, pero la policía no tanto. Me detuvieron y me llevaron a comisaría.
Nunca sabes cómo es un sitio de estos hasta que estás allí. Tras cuatro horas de interrogatorio, no sacaron nada claro. Inés no recordaba nada y mi ex había desaparecido. Debía haberlo hecho antes. Mucho, mucho antes.
Venga, di que has hecho.¡Y el móvil -grite- tendrá GPS! El GPS probará que no estaba en lugar de los hechos.El detective fue a comprobarlo.
Menos mal el dispositivo señaló que Inés había sufrido el accidente a mil seiscientos metros de mi. Me soltaron y nos pusieron vigilancia.
La atraparon una semana más tarde, y ahora está en la cárcel. Por desgracia, Inés no recupero la memoria y no me recuerda.
Renglón 16º: "se quema cada." No tiene sentido. Falta algo.
"...a mil seiscientos metros de mi": Ese "mí" debe llevar tilde...