«Reflexiones hacia el final del tunel»

Aquí estoy, mirando a través del cristal, las diminutas gotas resbalan entre mis dedos, apoyados todos ellos en el cristal. No me mojo, yo estoy al otro lado, como lo estaban todas aquellas personas.
Todavía puedo distinguir sus voces, sus risas, sus porqués, pero bueno, yo ya estoy montada en este tren, en este único propósito, el fin que justifica los medios.
Se oye un pitido, el tren aminora su marcha, se detiene en su primera parada, una de las muchas que dejaré atrás, una de las que guardaré en el recuerdo. Cierro los ojos y guardo las imágenes. Entonces vuelve toda la gente, vuelven sus risas, vuelve ese olor tan peculiar, las horas de sol relajante y el zumbido extraño.
Sonrío y recuerdo aquello que me decía mi nani, "puedes hacer todo lo que te propongas". Vaya que lo hice. Sigo mirando la lluvia, ya no hay marcha atrás, el tren me llevará a un lugar sin retorno, ahora soy otra, bueno quizás no, quizás soy una de todas aquellas voces, pero ¿acaso era mejor quedarse rodeada de toda esa muerte? Era demasiado tarde, ella los mato a todos, sus risas, sus miradas transparentes. Siempre quiso lo que yo tenía, pero yo la mate y la dejé allí, con todas sus muertes.
Estoy cansada, el tren reemprende su marcha, mis ojos siguen el vaivén de las hojas de los árboles, también se despiden de ella, el futuro está al final del último túnel, en la última parada. Yo sigo aquí, con la mirada perdida y despidiéndome de mis fantasmas, con el billete únicamente de ida, no hay posibilidad de regreso, el rastro de sangre fue demasiado evidente. Sólo espero que ella nunca regrese y vuelva a apoderarse de mi cuerpo. Mi nuevo destino me espera.