«Sabios consejos de Cupido.»

Soy una de esas mujeres que simulan tener arcadas nada más escuchar la palabra San Valentín, pero que en lo recóndito de su ser desean que alguien aparezca en su puerta con flores y poemas.
Este año era diferente, no deseaba que cualquiera apareciera en mi portal,
quería que fuese el hombre del que me había enamorado perdidamente, y a quien no tenía coraje de expresarle mis sentimientos.
Me puse mi camiseta especial para este día, con un corazón dibujado en el medio y dentro las palabras Stupid Cupid, así reflejando que no me iba a comer un rosco.
Al ponérmela me sentí débil y mareada y lo próximo que sé es...
me encontraba en un hermoso y de reluciente verde prado.
Un niño de cabello caoba se acercaba a mi.
"Soy Cupido, el espíritu asignado para unir dos almas enamoradas en la tercera dimensión del planeta Tierra." - vi que se dibujaba una sonrisa sarcástica en su rostro al ver mi camiseta.
"Te he traído a este sueño para entregarte las instrucciones que debes seguir para que tu amado y tú os reunáis.
Sé que crees que no se fija en ti, pero eso son tan sólo apariencias.
Ya estáis unidos por el hilo rojo, mi misión es hacer que se plasme en el exterior.
Vosotros, humanos, construís muros para que nadie se acerque, y luego os sorprendéis de que nadie lo haga.
Debes dejar ir tus inseguridades, abrir tu corazón y amar sin miedo, dan igual las circunstancias.
Si así lo haces, te sorprenderás de los eventos que se darán en tu realidad."

Me encontré en el suelo, debí de haberme desmayado, pero aún recordaba las palabras de aquel querubín.
El mayor regalo fue aquel consejo, y más adelante se aclararon las cosas entre mi amado y yo.