«¡Salvemos la Navidad!»

—Queridos amigos de Rovaniemi, soy Mamá Noel y siento deciros que Papá Noel ha sido poseído por un espíritu maligno y se ha trastornado.
 Este año no podrá repartir los regalos en los hogares, si no lo solucionamos a tiempo.

— ¡Mamá Noel, pido la palabra! — ¡Habla, Elrond!
— Yo creo que entre todos lo podemos solucionar, tenemos dos días para arreglar este contratiempo; según dices, el mal se ha hecho con el alma bondadosa del Jefe, nuestra misión es revertir esta situación y creo que se como hacerlo.
—¡Explícate elfo!
 — Muy sencillo Mamá Noel, creo saber quién está detrás de todo esto. Finrod lleva dos días sin aparecer por casa, muy enfadado, porque Papá Noel lo había castigado sin poder repartir regalos, debido a su mal  comportamiento durante el presente año; cuando se iba, algunos elfos escucharon como maldecía y juraba venganza, por lo tanto, estoy convencido que él, es el artífice de este desaguisado.
Ahora mismo partimos un contingente de elfos, conmigo a la cabeza, iremos en busca de ese traicionero que solo busca venganza.
— ¡Buen viaje y tened cuidado!
—No te preocupes Mamá Noel, seremos precavidos.
— ¡Mirad, allí, a lo lejos se ve luz en la montaña, seguro que es Finrod! ¡Vamos, deprisa, no hay tiempo que perder! Solo queda un día y no podemos permitir que se salga con la suya; debemos tener mucho cuidado, no sabemos que es lo que ha ideado para conseguir el propósito que ha invadido al Jefe, aunque tengo una ligera idea de lo que ha ocurrido.
Solo hay una hierba que puede conseguir que el espíritu maligno invada el cuerpo de un alma pura y bondadosa, esa flor es la muerdina; la usaban los antiguos guerreros para luchar en la batalla sin escrúpulos, ni sentimientos y solo se encuentra en este lugar apartado en las montañas.
— ¡Finrod, no tienes escapatoria! Tienes que salir de la cueva ya, no queremos hacerte daño, somos tus compañeros.
—¿Te has tomado muerdina y se la has dado a Papá Noel, verdad?
—¡Así es, no os acerquéis! Ahora los siguientes sois todo Rovaniemi, tenéis que pagar todos mi castigo.
— Sabes que no lo vamos a permitir, venimos a salvar tu alma, el de nuestro Jefe y el espíritu de la Navidad en general.
— ¡Jamás, no lo permitiré!
Por suerte, Elrond ya tenía un plan establecido y por la otra boca de la cueva han entrado varios elfos par sorprender a Finrod por la retaguardia.
El plan ha funcionado y  lo han reducido.
— Tenemos que recolectar politina, que es el antídoto para curar el mal.
Perfecto, ahí hay un buen arbusto, cojamos un buen puñado y volvamos a Rovaniemi, no hay tiempo que perder, solo quedan cuatro horas para salvar la Navidad.
¡Salvemos la Navidad!
Han llegado a tiempo y Papá Noel y Finrod toman el antídoto.
¡Su alma se vuelve pura y buena, habrá Navidad!
—Vamos Rudolf, hay muchos regalos que repartir, gritó Papá Noel!