#yoestuveallí # seloquehiciste# Estas dos frases hicieron que cerrara violentamente el portátil, como si hubiera recibido una descarga eléctrica. Se obligó a respirar profundamente varias veces. Tenía que relajarse, pensar con calma.
Repasó una vez más aquella noche. Todo había sido limpio, aséptico, perfecto. Era la primera vez, aunque en su cabeza lo había recreado cientos de veces. Noche cerrada, había pocas ventanas iluminadas dadas las horas. Ningún ruido doméstico perturbaba el silencio de la noche. Estaba apostado en la parte más oscura de la calle, escondido entre las grotescas sombras de los árboles de la acera. Vestía de negro y en el bolsillo llevaba el cúter preparado. Ella caminaba deprisa, parecía asustarse con el ruido de sus propias pisadas, miraba continuamente hacia atrás. Cuando llegó a su altura, saliendo de las sombras, se abalanzó por detrás tapándole la boca. Con un rápido movimiento le hizo una incisión en forma de sonrisa que empezaba bajo el lóbulo izquierdo, limpia, tan solo dos centímetros de profundidad pero suficientes para seccionar las carótidas y la tráquea. Se desplomó con un gorgoteo húmedo y él volvió a desaparecer entre las sombras. Sabía que no había cometido ningún error.
Sintiéndose más calmado, abrió de nuevo el ordenador. Se centro en la persona que había escrito esos hashtags. La conocía, no personalmente, pero si como usuario de redes sociales. @cristiwei2002, se convirtió en su obsesión. Analizando el contenido de sus imágenes y reels pudo saber sus rutinas. Así supo que le gustaba correr por la casa de campo. La siguió y la mató de la misma forma. Pero esta vez, a la luz del día, se estremeció al ver sus sorprendidos ojos. Y si la hubiera preguntado, le habría dicho que los hashtags, eran el título de su último relato.
El peligro de las redes sociales es mostrar tus rutinas, sin duda.
Saludos Insurgentes