Desde que lo hemos dejado me he quedado bloqueada. Nada ha resultado dramático. Lo único que hicimos, fue dejarlo de buenas maneras. Las otras veces que lo he dejado siempre era por algún drama. Alguna de las dos era demasiado dramática o se tomaba muy a la tremenda cualquier cosa. Pero esta vez, nada de nada. Y eso, es lo que ha hecho replantearme las relaciones amorosas. Antes siempre sacaba alguna historia de ellas, pero me resulta imposible sacar una historia provechosa de lo ocurrido. Nada ha sido exagerado. Todo ha sido normal. Como si todo hubiese sido pactado de antemano. Pensaba que me encantaba escribir, pero ahora, estoy seca. Ahora estoy seca porque es como si ninguna mujer hubiese pasado en mi vida. No me ha dejado ninguna huella. Nos conocimos por amigos comunes y quizás eso lo normalizase todo tanto. Era un ambiente muy cómodo y poco misterio había. Si era amiga de otros amigos, seguro que nos llevaríamos bien. Teníamos la misma opinión política, o sea, ninguna. Mediamos parecido por lo que sería fácil compartir ropa y ahí empezaron los problemas: Era todo demasiado fácil. Nunca discutíamos. Hacíamos cosas juntas como pasear o ir al cine. Pero ninguna de las dos nos metíamos con la opinión de la otra. Creo que entendimos erróneamente que el amor consistía en una paz enorme como suelen decir los grandes manuales del amor y que el amor se distingue de la pasión por esa misma razón. Por esa templanza en la que es todo quietud. Pero al final, ha sido tanta la quietud que hemos pasado así un mes y no sé cómo he aguantado tanto.
Quizás hemos aguantado porque éramos las dos solteras del grupo. No diría que estuviésemos desesperadas, pero sí nos ocurría que teníamos miedo de ser nosotras mismas. Nos decíamos todo en lo que estábamos de acuerdo y no en desacuerdo. Cuando vi que era sensible al tema de enfadarse y pelearse, enseguida mis amigos me llevaron al baño y me dijeron que esas cosas no se hablan a la primera de cambio. Cuando ya me iban a soltar, me dijeron en realidad que eso nunca se decía. Pero es que a mi me divierte, conocer las contradicciones humanas. Ver cómo nos enfadamos por cosas que son en realidad tan nimias siendo nosotros motas de polvo en el universo. No somos nada más.
Y eso pasó, que quedamos hechas polvo.
A groso modo y basando mi explicación en mi propia experiencia, creo que esos dos extremos se deben a la conexión entre nosotras.
Según mi parecer, nuestra propia naturaleza (y biología) juega buena posición.
Si una mujer es "efusiva" y conecta con otra mujer "efusiva", el volcán entra en erupción (para bien o para mal). Si por contra, una mujer es de carácter más sosegado, le será más fácil conectar con otra igual.
Me parece bastante difícil que se puedan cruzar esos carácteres, aunque todo es posible, claro.
¿A qué crees tú que pueda ser debido?
Un saludo.
...y por supuesto, el topicazo tan real y el lugar que ocupan nuestras hormonas cada mes...
😉