Cuando a principios del siglo XXI nos anunciaban que La Tierra se desmoronaba, hicimos caso omiso.
Las energías renovables nos sonaban a chiste y la capa de ozono era algo que pensábamos que siempre iba a estar ahí, custodiando y cuidando del bienestar del Planeta.
Las islas de plástico artificiales en los océanos seguían creciendo, pero los humanos seguíamos utilizando plásticos — total que importancia había porque a diario murieran miles de peces intoxicados, o enrollados en las redes de pesca masiva, siempre había más—; la avaricia no tenía limites. Consumismo, despilfarro alimenticio, incendios intencionados, contaminación abrumadora, IA, silencio, asociales, sin sentimientos.
Pensábamos que el planeta era una fuente inagotable de recursos, pero los años pasaban y el aire se volvió irrespirable, debido a una contaminación constante, las temperaturas eran constantemente extremas, superiores a cuarenta y cinco grados , vivir en la superficie era inviable, cualquier ser vivo era fulminado por una llama incandescente o asfixiado por los cientos de gases tóxicos.
La pesca dejó de existir, los peces perecieron, agricultura insostenible y cultivos imposibles, nada sobrevivía a temperaturas extremas y a la absoluta escasez de agua.
Todavía recuerdo cuando mi abuelo me decía que una Tercera Guerra Mundial fulminaría a la humanidad; no iba desencaminado, más de cincuenta años después, aquí estoy bajo tierra, en una ciudad donde sobrevivimos un puñado de millones de seres humanos y algún animal, solo alguno, porque se salvaron pocas especies.
La vida aquí abajo no es fácil, como podéis imaginar, la envidia, la traición y demás atrocidades sociales están más latentes que años atrás — que ya es decir— , sentir que en cualquier momento puedes ser traicionado, ha creado un "clima" de desconfianza, no hay ningún tipo de relación social; efectivamente se puede decir que somos asociales, somos rachas de viento, somos latidos de vida en extinción, cerebros atrofiados debido a la IA.
El agua es muy escasa — medio litro diario por persona— , evidentemente todos nos la bebemos para seguir viviendo, el hedor aquí abajo es nauseabundo, pero es mejor eso, que no desintegrarse en la superficie de calor, o morir por hipotermia debido al frío extremo e inanición por falta de alimento.
Así las cosas, lo único que podemos hacer es sobrevivir en condiciones extremas, los animales que han sobrevivido sirven de compañía y ayudan en los diferentes menesteres diarios.
hemos vuelto dos siglos atrás, trabajamos la tierra manualmente y el arado lo realizan múltiples bueyes que no perecieron.
Volver a la superficie es una quimera, además del clima extremo e inviable para la vida de un ser vivo; también están los malditos robots de hojalata, son los que dominan la superficie y aniquilan cualquier rastro de vida.
Hace tiempo llegué a una conclusión, tenemos lo que nos merecemos, las palabras de mi abuelo martillean mi cabeza constantemente, ni ahí afuera está el malo, ni aquí abajo el bueno.
Seguimos librando una batalla constante contra la naturaleza que hace años no quisimos proteger.
¡Nos vemos en otra vida!
«Somos rachas de viento»
493 palabras
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Reto creativo
«Cuando marzo mayea, mayo marcea»
En este mundo post-apocalíptico, el clima no es el esperado. ¿Cómo vivimos? ¿Cómo nos relacionamos entre nosotros? Cuenta una historia.
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Un saludo insurgente.
Los plásticos... Ahora dicen, porque las "totebags", bolsas de tela, son también el mal. Hay gente que las colecciona. Te las dan gratis, o por 1€ en cualquier sitio. Pues bien, son de algodón y conlleva un gasto enorme de agua en su fabricación. Por no hablar de la tinta serigrafiada, que es contaminante.
Y la gente como tú y como yo, como todos los de aquí, ¿qué podemos hacer?
Somos el último mono. Nos hacen creer lo uno o lo otro según convenga.