John ha muerto.
Camina de un lado a otro de la habitación. Se muerde las uñas y se hace tirabuzones enredando su dedo en el pelo. El estribillo de la canción, su canción, se repite en su cabeza sin descanso. Coge la carpeta del instituto con las dos manos y mira la foto de John y siente que John la mira con sus ojos verdes, que John la sonríe con su sonrisa blanca. Aprieta la carpeta contra su pecho.
No puede creer que John se haya muerto, piensa y también recuerda cuando le dijo que no tenía que haberse dejado seducir por Linda, que no le convenía, pero él no la escuchó. Tamborilea la canción sobre la mesilla, la canción que compuso para ella, se le empañan los ojos, aprieta los labios y grita:
—¿Por qué no me escuchaste, John? Te dije que te quería, que eras mi amor, mi único amor. Que no soportaría verte con otra.
Hunde el rostro en sus manos y llora. Con John dejó de sentirse niña, creyó que los sueños se podrían cumplir, sintió el roce de sus labios como un elixir y el tacto de su piel como una descarga. John pasó de ser inalcanzable a dormir a su lado, poderlo tocar, y acariciar, y oler, y besar.
—Me dijiste que estaríamos juntos siempre. Me dijiste que me querías.
Se da la vuelta y mira llena de rabia el cadáver de John. Coge el cuchillo con el que le cortó el cuello hace apenas unos minutos. Se agacha y le muestra el filo del arma a esos ojos sin vida.
—Te lo dije, John. Nunca has entendido nada. Te quiero más que a mi vida, ¿me oyes? Más que a mi vida.
Un final bueno, elegante.
Mis felicitaciones.
Me encanta!
El giro final es espectacular!
Enhorabuena.
Saludos Insurgentes.