«Su primer día»

Jorge tenía tres años cuando le matriculamos en el colegio. Queríamos que se relacionara con otros niños de su edad.
Llevábamos viviendo en Villa el Canilla unos tres meses cuando comenzó el curso escolar. Decidimos cambiar de localidad porque nuestros vecinos ya habían averiguado demasiadas cualidades y costumbres de nuestra vida, y si hubieran averiguado algo más, nos hubiéramos puesto en peligro.

Somos una familia un tanto peculiar, nuestros antepasados nos dejaron como herencia un gen mágico, así que según va creciendo nuestro vínculo, vamos descubriendo nuevos poderes. Mi marido posee el don de volar, mi hija tiene la gran suerte de transportarse a cualquier parte cuando lo desea, yo puedo ejecutar cualquier cosa a una gran velocidad, y el pequeño Jorge, bueno, lo descubrimos en su primer día de clase.

Recuerdo que ese día salió un sol radiante, y el niño estaba feliz de comenzar el colegio, aunque estaba muy nervioso. Le vestí con su camiseta preferida, la de superhéroes, y un pantalón corto de color azul. Las zapatillas eran blancas con rayas azules y las estrenaba ese mismo día. Nos dirigíamos hacia la escuela cogidos de la mano, cuando de pronto sentí un cosquilleo, una sorprendente energía se introdujo dentro de mí. Jorge me transmitía su grandioso poder, un extraño don que jamás habían sentido nuestros antepasados. Pude ver en cámara rápida todo lo que iba a suceder en su clase; se enfadaba con una niña por quitarle la plastilina y le tiraba de sus coletas, le lanzaba un vaso de agua a su enemigo del parque, hacía pipí en el interior de una de sus zapatillas, y se limpiaba los mocos en la camisa de su profesora.

Pensé en darme la vuelta para regresar a casa, pero lo que me hizo visualizar después, era mucho peor.