«Todo estaba controlado y entonces ella se descontroló.»

Ella siempre fue perfecta, o eso creía... hasta que llegue yo.
Todo iba sobre ruedas, quería ser mi madre, que no me pasase nada, que no faltará comida en casa, que llegáramos a final de mes... 
Todo estaba controlado y entonces ella se descontroló.
Nunca podía comprarse nada, para ella nunca había. 
No es que comprarse ropa para sentirse guapa era esencial, pero vivíamos sumergidos en una sociedad consumista compulsiva, de la cual habíamos entrado sin darnos cuenta.
Entonces un día en una tienda, vio que había ropa sin alarma y sin etiquetas de seguridad. 
Mientras se probaba, se echaba prendas en el bolso, y las mezclaba en las bolsas de las otras cosas que había comprado.
Nunca cogía mas de una o dos.
Siempre con buena presencia y comprando otras cosas, nunca pensó que un día la cogerían.
Ese día llego, menos mal que no estaba con ella, se hubiera hundido en la miseria.
Llamaron a la policía, por 40 euros. Pidió pagar la prenda, no la dejaron. L
La trataron como si hubiese robado los millones que robó Undargarín.
Le hicieron un juicio rápido al día siguiente y ahí se dio cuenta que era cleptómana y no lo sabía.
Pagó una multa de 70 euros, desde entonces no ha vuelto ese comercio, no se prueba en los probadores.
Han pasado seis meses, se esta curando sola. No pidió ayuda, papa no lo sabia.
Ella se sentía mala persona, era tal la vergüenza que contárselo no podía.
Ahora valora momentos en vez de cosas, se arrepiente cada día. No la educaron para eso, se dice cada día.
Mama, estabas enferma. No lo sabías...
Si mil veces naciera, yo siempre te elegiría.