Volvió a pasar, la puta madre. Ellos ya saben, no caben todos aquí en casa.
Pero tengo que escribir, tengo que hacerlo. Esta novela va a ser increíble, me están prometiendo hasta una serie. Y lo mejor de todo, el dinero nunca más será un problema. En serio, nunca vi tantos ceros a la derecha en una cifra.
¿Pero qué hago con todos estos aquí dentro?
Pensé que ya lo tenía controlado, gestionado, resuelto. Que se habían ido. Grave error. No me puedo confiar.
Lo que escribo se hace cuerpo y se aparece, sentado en el sillón, comiendo en la cocina, meando en mi inodoro...
Pagué carísimo el último psicólogo, me cago en él y en todos los psicólogos que vi en mi vida. Estafadísima. Mienten. Ninguno me dice: “Mire Vera, lo suyo no tiene cura ni medicación, acostúmbrese a vivir con sus personajes o deje de escribir, deje de inventar, pero esto no se arregla”
Ya ni sigo haciendo la prueba de escribir durante la sesión de terapia, no funciona. Lo hacen muy difícil así. Nunca funcionó, ni con las maestras, ni con mis padres, ni con mis hermanos, con nadie, cuando hay gente, se guardan. Así es imposible. Ellos esperan a que estemos solos, cuando realmente estoy concentrada en la escritura. Simplemente se aparecen y están. Silenciosos por la casa. No molestan demasiado, pero ahí están. Se pasean, comen, duermen, leen, todo fuera del libro.
Pero ahora ya sé que esto se me va a ir de las manos, ahora sí no vamos a caber todos en este ático.
Cuando empezó el asunto este lo resistí, era manejable. Por ese entonces sólo escribía pequeños relatos, de un solo personaje. Pero me empezó a ir mejor, primero columnas para un periódico, después cuentos, novelas, trilogías, sagas... imposible de frenar.
Hace unos años tuve que abandonar la escritura, básicamente porque no tenía más espacio.
Era un infierno de logística cotidiana.
Se fueron yendo como vinieron, creo que se aburrieron.
Pero ahora vuelve a pasar, la puta madre, cuando creí que ya estaba solucionado.
No hay vuelta atrás. Tengo que escribir.
Esta novela va a ser increíble, y no pensar más en deudas, también.
Así que acá voy. De nuevo. Acá los tengo a todos otra vez. No vamos a caber, ya se los advertí.
Pero con todo el dinero que voy a ganar, por fin, esta vez sí, dejo este ático hobbit y me los llevo a todos fuera de la ciudad, a un sitio enorme, donde quepamos todos, y más.