«Trágico 14 de febrero»

San Valentín... San Valentín... 
Corazones por todas partes, parejas mostrándole al mundo cuán felices son... 
San Valentín... San Valentín... 

Cómo odio esta fecha tan señalada...
No... Mi angustia en este día no se debe a los celos que pueda tener hacia quienes caminan de la mano de su persona ideal y quieren gritárselo al mundo...

Mi dolor va mucho más allá...

La respuesta para que, esta fecha cause estragos en mí, tiene nombre y apellidos... Olivia Sánchez...

Ella es... Era... La persona que más había querido en el mundo... Puedo decir, orgulloso, que pasé los años más felices de mi vida a su lado...
Habíamos quedado para cenar en el restaurante donde nos conocimos, ese mismo día iba a pedirle matrimonio... Pero, comencé a sospechar que algo no iba bien, cuando las horas pasaban, pero ella no llegaba... Llamé a su teléfono para ver qué había ocurrido, y, cuando me respondió una enfermera del hospital... Mi mundo se vino abajo... Un conductor borracho se saltó un paso de cebra... Le quitó la vida en el acto...

Ese día... Ese maldito día... Era catorce de febrero... Las calles estaban repletas de parejas enamoradas, cajas de bombones, osos de peluche...
Y, yo, con los ojos empañados, el corazón en un puño y el estómago encogido... Iba a la morgue para despedirme de Olivia... Un último adiós, al amor de mi vida...

La pena que me invadió fue tal, que, desde aquel día, no sólo no he vuelto a enamorarme, también me encerré en una burbuja en la que no permito que entre el más mínimo atisbo de amor; y, este pensamiento mío, se acentúa cada puñetero año...
Porque, lo juro... No hay ni un sólo segundo de mi patética existencia en que no piense... ¿Por qué se fue ella, y no yo?