«Un amor al día mantiene alejado al doctor»

Él llegó a Málaga para pasar el fin de semana juntos, después de tantos meses sin verse. Yasmina fue al restaurante donde trabajaba su hermano para pedirle las llaves, llamó a Soso y emprendieron el camino. Se encerraron en la habitación, se abrazaron, se besaron y a continuación él le entregó unas flores, sacó unas pizzas y cenaron. Se pusieron al día, charlaron sobre el trabajo de Soso en la construcción, el trabajo de Yasmina como cuidadora interna junto a su madre... Y llegaron a proponer volverse juntos a Suecia, pero Yasmina ya había conseguido arreglar los papeles de la nacionalidad y no podía dejar a su madre sola, que solo hablaba árabe, a penas entendía español... Después intercambiaron unos regalos. Soso le entregó una gargantilla con una cruz, y ella una camiseta. Luego entre besos y caricias acabaron retozando en el colchón situado en el suelo. Al rato Yasmina le pidió que fuera a buscar el tabaco y el mechero que debía de estar en uno de los cajones. Soso rebuscó en uno de los primeros, pero solo veía bragas y calcetines, hasta que encontró una lata con forma de corazón con unas letras que decían "Un amor al día mantiene alejado al doctor". Sonrió y lo abrió, pero no había nada dentro. Miró la lata por detrás y leyó la descripción de los ingredientes de unos caramelos. Entonces se giró y le gritó:

—¿Qué mierda es esta?

—¿Qué te pasa, joder? —contestó ella enfurecida.

—¿Qué pasa? Es un regalito de tu amigo, el nieto de la abuela a la que cuidas. ¿Verdad? ¿Eh, es eso?

—¿Qué coño dices? Vete a la mierda. —le gritó. —¡Ya empiezas con tus celos y tus mierdas, para qué te enteres; no me lo regaló, yo se lo robé!

—¡Me voy!

—¡Eres idiota!