«Un robo de altos vuelos»

Martell había soñado con que cometía el robo del siglo. Había visto todos los pasos a seguir, a quién tenia que llevar y lo que había que hacer paso por paso. Pensó que era una ayuda divina a la mala situación económica que estaba atravesando. Se reunió con Pierre y con Jean. Al principio pensaron que se le había ido la cabeza, pero vieron el plan dibujado en el plano del museo y asintieron. Dijo que hasta había encontrado a un comprador que estaba deseando tenerla en casa.Martell tenía pensado un robo de altos vuelos, nada menos que en el Louvre y no, no quería llevarse a la Mona Lisa, lo de altos vuelos es porque quería llevarse a la impresionante e imponente Victoria de Samotracia.Había que estar loco para tamaña hazaña, pero ni Martell ni sus compinches se asustaron ante tal reto. La idea era que la primera noche sin luna, que sería el próximo lunes, Jean iría con la grúa que utiliza en el trabajo y levantaría la cúpula de cristal del museo, justamente a las tres de la mañana, cuando no hubiera guardias. En ese mismo momento Antoine, un informático amigo de Martell, cortaría las luces y las alarmas. Tenían quince minutos. Y Mientras tanto en el museo entre Martell y Pierre habrían llevado en una carretilla a la estatua para que Jean la sacara por el espacio de la pirámide.Llegó el miércoles, Jean ya estaba preparado con la grúa, Antoine cortó la luz. Hasta ahí todo bien, pero el plan se empezó a torcer cuando la contemplaron en lo alto de la escalera. La Victoria pesaba 300 kg, trataron de  montarla en la carretilla. Marcell intentaba moverla mientras Pierre trataba de meter la carretilla debajo. Los vigilantes hicieron fotos, se troncharon de risa.