-¡Almirante! ¿Cuál es el siguiente objetivo? La fragata está hundida, el submarino no aguantará otro impacto y la lancha ha desaparecido. Por suerte, el portaaviones sigue oculto y el cazaminas, intacto. Necesitamos su pericia naval ahora mismo.
-¿Cómo..? ¿Qué... ropas... llevo..?
-¡Almirante!
-Eh, de acuerdo... Eeeem. ¿De cuánta munición disponemos? ¿Dónde está el enemigo?
-Rebosantes están los barcos de munición y son dos las fragatas que nos hostigan. Allí mismo se ven.
-De acuerdo, que se preparen para disparar y que suelten drones de reconocimiento para verlo todo. El portaaviones tiene que ser visible. Aprovecharemos esos islotes para que el cazaminas y el submarino se refugien. Hay que atraerlas. Entonces se cerrará la trampa, pero debe parecer que huyen.
-¡A sus órdenes!
Y así fue como se hizo. El submarino y el cazaminas se dispersaron desordenadamente mientras huían de los proyectiles cuando el mastodóntico portaaviones apareció y, además, travesado. Algunos empezaron a rezar, otros no quitaban ojo a las fragatas, que se acercaban y empezaban a disparar, amenazantes, para calcular las distancias. Cada vez se acercaban más los proyectiles y, entonces, el coloso del mar empezó a disparar. Atinó en ambas, que empezaron a virar, asustadas. En ese momento volvieron a aparecer los prófugos y con torpedos y artillería más ligera reanudaron el fuego. El portaaviones volvió a disparar entre un gran estruendo. El pánico superó a las fragatas, que se quedaron flotando sin más, repletas de fuegos y agujeros. En ese momento apareció la lancha con un acorazado de refuerzo. Los piratas se rindieron.
-¡Viva Utis Náutico! El más viejo zorro de mar de la historia.
-¡Eh! ¿No estábamos jugando a hundir la flota? No me puedo creer que te hayas dormido mientras he ido al baño.
-No, si yo he...
-Adios, para esto no vengo.
Gran diálogo.
Saludos Insurgentes