«Resiliencia»

Mayo ha entrado fuerte, iluminando los infinitos caminos de este pueblo. Dándole luz a ese color triste que deja el invierno. Campos llenos de flores, árboles vistiéndose para que el otoño los pueda desnudar..
Y yo, mirando desde la terraza todo eso, apoyada en el muro sin saber qué hacer, ni cómo explicar lo que siento. Intento detener mis pensamientos pero los recuerdos no dejan de bombardear mi cabeza.
Únicamente puedo echarle en cara a este tiempo tan perfecto no disfrutarlo con él. Una lágrima resbala por mi mejilla, dejando un camino negro y amargo a su paso. Suspiro.

Era cálido, puro fuego. De esas personas que hacen que te sientas en casa cada vez que te miran. De abrazos fuertes, besos calientes y noches largas. 
Y yo, sabía perfectamente lo que quería, quería querer. Y lo hice.
Como ese fuego que arrasa con todo a su paso, me enamoré en el instante en el que nuestras miradas se cruzaron. Mi corazón latió más fuerte que nunca.
Aunque siempre me insinuó que sería tan efímero como un atardecer en cualquier rincón del mundo.

Como el sol y la luna. Tan diferentes, tan lejos. Y como era imposible, fue. 


Llevo la cuenta exacta de los días desde que se marchó. 113 días, 4 horas, 12 minutos y... 20 segundos.
Nadie me enseñó a borrar sus caricias de mi piel, sus besos de mis labios, las risas, los llantos.

Intento seguir adelante pero no lo consigo, está tan dentro de mi que todo lo que escribo es sobre lo mismo.
Frustrante. Como un niño pequeño que intenta ponerse de pie después de una caída.


"Somos los errores que cometemos y las decisiones que tomamos".