La mujer enmascarada

Gracias por haber escrito también mi diario.Me gustó lo que le leí a Elena en el confinamiento y por eso me sumé al proyecto de micromecenazgo de su libro, La mujer enmascarada. Cuando a principios de este año informó de que por fin empezaba la edición, casi me había olvidado y, cuando por fin llegó a mis manos este verano (casualidades de la vida, justo cuando me estaba leyendo el de Joan Vich sobre el FIB...), me dio una mezcla de pereza y melancolía revivir todo aquello. También porque tuve a un familiar muy enfermo por covid-19 y la verdad es que no me sedujo como lectura de verano o de vacaciones.Pero una vez llegó el otoño e incluso algunos días de lluvia, también por Benicàssim, encontré el momento. Y me enganchó.En seguida me di cuenta de que era como si otra persona, a centenares de kilómetros de distancia, se hubiera molestado en documentar y guardar en un precioso libro lo que viví con mi pareja y mi hija en casa durante el confinamiento: el día a día de la casa, el trabajo y las noticias, las no-clases de mi hija (con 9 años en la cuarentena y un montón de vivencias y referencias casi idénticas a las de la hija de Elena), el amor y la ansiedad, la convivencia... conocer realmente quién es tu hija, alegrarte (casi) todos los días de haber conocido a tu pareja, las angustiosas expediciones al súper, los aplausos de las ocho, los juegos y la cocina, la conexión inédita con el vecindario y hasta un concierto que no tuvo lugar (en mi caso el de Foo Fighters en Valencia...). ¡Si es que hasta en el verano de 2020 nosotros también le teníamos que llamar la atención a nuestra hija cuando en un restaurante nos pedía "¡sacar el Virus!" para matar la espera!!!!! Simplemente quería darle las gracias a Elena por haberlo escrito y publicado. Por tener la paciencia de salvar las dificultades que ha tenido para editarlo y por tener siempre las luces largas, como lo demuestra que siga actualizando El último baile después de 20 años. Te sigo leyendo, Elena.