Santa Fe y sus huevos color luna

22 años han pasado desde que Santa Fe nació y se sumergió en las profundidades del océano. De los mil tortuguillos que iniciaron aquel descenso al fondo del mar, solo ella ha llegado a la vida adulta. Santa Fe tiene miedo de subir a la superficie, es su primera vez y no sabe lo que se puede encontrar, pero sus amigos le empujan y le animan a que sea fuerte y no tenga miedo. Por primera vez, va a poner sus huevos para seguir dando vida a una especie en peligro crítico de extinción. 

Santa Fe y los huevos color luna narra las aventuras de una valiente tortuga marina de la especie Laúd en su travesía hacia la superficie, donde vivirá fascinantes aventuras y desafíos. Este cuento, contado de primera mano por unas autoras que son patrulleras y han vivido en las playas de Querepare (Venezuela) estas experiencias, te transportará a un mundo submarino lleno de peligros y maravillas. 

Un cuento que presenta unas ilustraciones mágicas que te dejarán sin aliento y que dan vida a cada página de este libro. Estas pinturas fueron ideadas solo para este proyecto, para hacer brillar y reflejar situaciones que no pueden ser capturadas por las cámaras actuales. «Cuando vamos a ver este fenómeno a las playas no llevamos cámaras, no hay que molestar a las tortugas, y solo llevamos linternas de infrarrojos, por lo que las ilustraciones son lo que vemos con nuestros ojos y son importantes también a nivel científico», nos cuenta Patricia, una de sus autoras. Unas pinturas que te sumergen aún más en el fascinante mundo de las tortugas marinas.

Pero este libro es mucho más que una historia emocionante. Estas páginas tienen como misión visibilizar las amenazas a las que se enfrentan las tortugas marinas, especialmente esta especie. Y cuenta con rigurosidad y aval científico. Cada detalle ha sido revisado por expertas biólogas para que la información sobre los estragos de la pesca de arrastre, los derrames petroleros y el grave problema de la basura en el mar sea parecida.

Patricia Lucía Pérez Martínez (Caracas, Venezuela, 1989) y Michelle Gómez (Los Teques, Miranda, Venezuela, 1989) están unidas por el amor que sienten por la playa de Querepare, por las tortugas marinas y por querer que perdure la especie, que las conozca mucha gente para que las cuiden más aún. «Tenemos un amor inmenso por el medioambiente, en parte porque es un compromiso con nosotras mismas», comenta Patricia. 

Para Patricia, la lectura fue un gran hallazgo desde muy pequeña. «Escribí un cuento narrándoselo a una maestra que lo iba apuntando. Creo que ahí empezó todo, pero surgió porque mis padres son buenos lectores e íbamos a muchas ferias y nos regalábamos libros», añade la autora, que se fue enamorando de la lectura y empezó a llevar al papel lo que ella misma iba viviendo. Además, cuenta que siempre ha tenido buenas maestras de literatura, entre ellas una que le regaló un libro de Neruda que le encantó.

Por su parte, Michelle siente algo parecido por el dibujo. Su amor por esta rama es inmenso y sus ilustraciones tienen un encanto especial. En parte, por ese enamoramiento profundo por el dibujo. «Yo no quería publicar mi cuento sin Michelle. Es la experiencia y la vivencia. Es muy tenaz, no quiere vivir sin pintar», reconoce Patricia.