«Aire»

Solo soy un hombre que solo hace (a)largar, fanfarroneando de una sabiduría demasiado robusta cuando en el fondo solo soy un ingrato que de esta apnea de amor he hecho mis ataduras.

De ella, siempre escribo algún poema, me digo “mal”, como si lo entendiera, y me siento más vacío, no te merezco. Tanto pensar, olvidando la fina piel de mis manos donde se enmarcan los sentimientos, y te espero.

La espero, demasiado tiempo, y ella, que más le da, yo no estoy en su mente, en su tiempo, en sus días, solo soy un miembro más del elenco de humanos, yo que no quiero serle de menos, y me sustento siendo uno entre la mayoría.

De verdad, te lo juro, con el corazón y su último palpitar, quisiera, con franqueza, hablar del amor, del nuestro, del de todos, pero tengo el amar en la garganta atravesado. Y, aunque le pongo ganas, no puede salir, ni tan siquiera el más triste soplo.

Será por el aire, que tanta falta hace para darme paz, ese, que cuando duermo en sueños vuela y que ahora, tú, con un gemido melancólico, sa(n)grado, me despierta, cruel, desvalijándome el aire, es apnea del sueño.

La apnea, recurrente, es interrupción, un parar de vivir la vida como tanto anhelo. Pero es tu amor, crédito a largo plazo, lo que asfixia, tu aire es mi casa de empeños.

Quien de verdad te quiere puede, y debe, dejarte volar pero nunca dejará de admirar tus alas. Ella es aire, huracán, arrancando, exigiendo, ignorando, chocando contra mi alma, mi respiración, y mis ganas, interrumpiéndome el vuelo. Ella es el sol, y yo un Ícaro que se estrella a un palmo del cielo.