Víctor Lázaro Cebolla

«Amor de verano»

941 palabras
7 minutos
33 lecturas
Historia romántica: Una luna brillante, una estrella fugaz, dos personas compartiendo confidencias en la quietud de la noche. ¿Cómo evoluciona este amor bajo la manta de estrellas?
Cada día duermo para ayudar a las palabras que oprimen mis sienes por las noches a liberarse de ser escritas 
a la mañana siguiente.Escribo en mi silencio juntando ideas y palabras al son de una buena canción que baile 
el humo de un cigarro recién encendido.Me siento debajo de la luz de una farola y todavía me persigue la oscuridad.
Un vacío anda por allí y por aquí e imperiosamente trata de ser llenado, atiborrado de flujos de letras, palabras, 
imágenes, música, hastío y alguna cosa más.

Hoy son días de ansiedad clínica. Me diagnostiqué sin poseer los dotes mágicos de los oscurantistas y doctores, claro está, sólo porque noto que fumo mas de lo acostumbrado y sin que el humo baile canciones que no han sonado todavía, que solo mi mente imagina. Las canciones seguirán escribiéndose con lápiz y papel dentro de un siglo, cuando todo sean pantallas frías, drones y cámaras a las que dirigirse, quedará algo de humanidad en la música. Al menos hasta que una máquina componga música con la misma sensibilidad que los clásicos. Al menos hasta que los cantantes famosos de las radio-formulas dejen un espacio sin auto tune en sus canciones. Son días estupendos para ver las películas de Juanma Bajo Ulloa en bucle, si no fuera por este calor prematuro se diría que estamos en ese otoño mágico de las películas que no es si no el preámbulo a los meses de oscuridad y recogimiento que son el invierno. Pero no, hoy empieza el verano y se podría decir perfectamente que la mayoría de la gente piensa ya en refrescantes baños en playas y piscinas
o en rutas por la montaña, lejos del asfalto. En sus vacaciones. Mientras tanto, yo pienso en los meses fríos para sobrellevar este calor. Pienso en la poda en febrero con el lloro de la vid, pienso en las hojas cayendo en otoño llenando el suelo de un manto hermoso. Pienso en ese cierzo tan molesto que nos azota la cara y nos despeina en primavera. Pienso en que empieza el invierno en Valparaíso. Son días de anhelos, de dormir rápido la siesta para que pase pronto este verano y de repente despertarse en septiembre y llevar chaqueta por si refresca. Son tiempos de pausa, de standby, de prepararse para las revoluciones que llegan en otoños de países vecinos y los afortunados que van a ir a las tan ansiadas vacaciones. Odio estos días con todo lo que ello conlleva, quizá porque me gusta ir en contra del sentir de la mayoría por inercia aunque lo cierto es porque es época de cerezas...benditas heladas. Una vez mas me reconforto pensando en el frio y sus rigores. Pronto llegarán los tambores, el fuego y vino que emulaban algún rito pagano, al que yo no estaba preparado espiritualmente para participar. Quemar lo malo del año y abrazar lo bueno en la noche mas corta del año. Me pregunto por qué tiene que gustarme que la noche sea corta si es la noche en si misma la que me gusta. 

Pienso que debería haber nacido en un país escandinavo, con sus noches que duran días, sus inviernos que duran años, sin veranos. Pienso que sería un buen amante del circulo polar ártico, como Otto el piloto, claro que sí. Lo único bueno que tiene el verano son los huertos y el milagro que obran sosegados agricultores. Siempre me decía a mi mismo que volver al interior me cambiaba. Como si fuese poseído por algún espectro barrial inamovible que solo aparecía cuando regresaba. Fantasma que dormía, atento, con un ojo abierto, nunca amaestrado y salía cuando volvía a casa. Porque pocos lugares puedo llamarlos casa. Pocos lugares hay, donde uno puede volver y mirarse desde otro lado.
Desde los otros que te han visto crecer, aquellos que juran conocerte de toda la vida.

Te escribo y te escribo en esta noche corta, escribo al amor que nos tuvimos, al amor que nos tenemos, esa pasión que nos mueve en las noches de verano bajo las estrellas. Esos besos furtivos de miradas cómplices, esos ojos tristes como los míos. Esa subida de autoestima mutua y que se retroalimenta cuando nos confesábamos enamorados.

Te escribo a ti aunque ya casi ni hablamos, te escribo con la esperanza vana de que algún día leas todo lo que he escrito, si es que sale publicado en algún sitio. Te escribo diciéndote todo lo que ya nos dijimos mirándonos a los ojos, te escribo muchas veces en las noches en que estamos lejos, mirando a la luna llena y preguntándome si será la misma visión para los dos. O si acaso hay nubes y uno de nosotros no puede verla con claridad. Escribo y fumo más de la cuenta porque no puedo dormir y tengo ansiedad, escribo como confesando y escribo para sanar este maldito nudo en la garganta que me provoca estar lejos. 

Para mi el año acaba y empieza cuando te veo, y cada vez los años pasan más largos y pesan más sin verte ni siquiera ahora en verano. Recuerdo con nostalgia los bailes y las risas que nos echábamos antes todos juntos. Y tu mirada que me buscaba sonriendo, sí, con la mirada. Te escribo para recordarte y no olvidarte, te escribo porque es la manera de estar de alguna manera conectados por ese hilo rojo de las leyendas japonesas. Veo nuestro amanecer y lo grabo en vídeo para que tú lo disfrutes también pero no es lo mismo sin el fuego estrellado de tus ojos clavándose en los míos y fundiéndose el momento y los labios con un beso.
Víctor Lázaro Cebolla
Taxista de zaragoza, mi inspiración son las historias inverosímiles que me cuentan mis clientes…
Miembro desde hace 3 años.
36 historias publicadas.

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elinsurgentecalleja
02 ago, 00:51 h
Bendito frío y bendito invierno!!
Preciosa declaración de amor al calor del hastío, metáfora tras metáfora.
Preciosa historia Víctor!
Saludos Insurgentes
Víctor Lázaro Cebolla
08 ago, 18:31 h
Pues sí, bendito frío y bendito winter is coming jajaja.

Me alegro de que te haya gustado y me alegra leerte.

Saludos, insurgente! 🤜🤛
Lucia F.S.
03 ago, 04:28 h
Muy poético
Mayomoratallaruben
03 ago, 19:24 h
¡Bestial! Me ha parecido una maravilla en cuanto a ritmo, contundencia, musicalidad. Ha sido casi como un grito muy bien narrado, donde no sobraba nada. De verdad te lo digo; me ha encantado.
Víctor Lázaro Cebolla
08 ago, 18:32 h
Guau! Tu comentarío es muy positivo! Muchas gracias, me alegro de que te haya gustado, de verdad, muchas gracias por tus palabras.
Pepa Hernández
07 ago, 11:59 h
Me suena tanto esa historia...
¡Cuántos amores de verano en pueblos pequeños se han esfumado!
Si la historia es real, llámala.
Saludos
Víctor Lázaro Cebolla
08 ago, 18:34 h
Sí es una historia real, por supuesto, una de tantas historias que se han ido forjando verano a verano en los pueblos pequeños.

La llamaría, pero no tengo su teléfono y creo que debe de estar de vacaciones viviendo su vida y no es plan de molestar jaja.
Elvira.lopu
22 ago, 17:51 h
Preciosa tormenta de sentimientos.
Carmen Fernandez Mayoralas
25 ago, 18:33 h
Muy bonita, te atrapa con esa forma tan poetica de describir momentos.
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