A su paso concluyó que en tres o cuatro días llegaría.
Por el camino de ascenso ayudada por su viejo e inseparable palo de madera, se le iban apareciendo nombres y caras de todas aquellas personas que a lo largo de su vida ayudó. Por fin las podía ver, hasta ahora solo conoció sus voces.
El cuarto día llegó arriba, buscó un lugar donde sentarse y descansar, y esperar....
- Ana María, que necesitas de nosotros?
- Que ayudéis a mi pueblo
- Así será, sabes lo que queremos a cambio
Rosaura, sabía que era su turno. La vieja Santera hacía dos días que desapareció del poblado, al igual que aquellos forasteros de ropas y lenguas estrañas, sin decir nada, de la noche a la mañana se subieron a sus embarcaciones y partieron.
Rosaura llegó a la cima de la montaña en dos días, los dioses ya la esperaban.
El personaje sabe lo que quiere y le da igual perder su vida por ayudar a los demás.
Bonita historia, enhorabuena.
Saludos Insurgentes.