El aroma del deseo,
en suspiros de azahar,
llega a su pleno apogeo
poco antes de despertar.
Te vislumbro entre mis sueños,
próximos a terminar
y, esos, tus ojos pequeños
que me quieren conquistar.
Dos teselas en el cielo
que hallé, casi, por azar.
Dos diamantes bajo un velo
que no te logra ocultar.
Me entretengo con tu pelo,
reluciente cual altar.
Escultórico consuelo
que el viento intenta agitar.
Y mis dedos, que se entregan,
tratando de dominar,
las armas que se despliegan
dispuestas a pelear.
En caricias te estremeces,
intentando disfrutar,
como hicieras otras veces
junto a la orilla del mar.
Tus labios ríen dispuestos
al baile que va a empezar,
con un murmullo de besos,
en silencio y sin hablar.
Pasión que fue reprimida
y se quiere desatar
en esa mirada perdida
que se acaba de encontrar.
Pasión que fue abandonada,
que quedó sin entregar
a aquella persona amada
que nunca pude olvidar.
Saludos Insurgentes