«Azul»

Aquella mañana fría de diciembre me despertaron los gritos. Al principio creí que eran los cuervos como de costumbre, me levanté de la cama todavía en un estado de letargo y me asomé a la ventana.
El sol aún permanecía medio escondido en el horizonte y el cielo empezaba a adquirir tonos anaranjados. De repente la puerta se abrió con un golpe seco, un frío gélido invadió la habitación y la inercia hizo chocar las cubiertas de madera de las ventanas.
- Ya están aquí, vienen a por todas vosotras, rápido no hay tiempo.
Apenas tuve tiempo para procesar aquellas palabras o a quien pertenecían pues su mano ya agarraba con fuerza mi muñeca y arrastraba mi cuerpo bosque abajo.
-¿quién eres? - fueron las únicas palabras que pude arrancar de mi garganta en un intento constante por retener el oxígeno que parecía huir de mis pulmones.
Los ojos de aquel desconocido de un color azul intenso se clavaron en los míos como si de alfileres se tratasen y por un momento tuve la extraña sensación de que podía ver a través de mi.
-Te han descubierto, lo saben todo, saben que ayer te colaste en mi sueño y que me salvaste la vida. - Su voz sonaba ronca y entrecortada, su manos mostraban lo que parecían cicatrices de cuerdas. - Tienes que irte, tienes que correr y no mires atrás, tienes que hacerlo antes de que me despierte porque si te ven conmigo, te matarán.
No entendía lo que estaba ocurriendo pues no recordaba haber visto a esa persona en mi vida, estaba segura de que bajo ningún concepto habría podido olvidar esos ojos, aún así tenía la sensación de que no era la primera vez que nos veíamos. Su voz me resultaba tan familiar.