«Cambio de siglo»
¿Se produciría un cataclismo informático? ¿Estaban seguro nuestro dinero en las cuentas corrientes? ¿Podríamos seguir comunicándonos a través del teléfono, entrar en internet o acceder a un cajero bancario? Todo era una incógnita o por lo menos así no los habían hecho creer.
Era noche vieja y las ganas de celebrar la última noche del año y dar entrada al 2000 se alternaban con lo que pudiese suceder una vez que el reloj marcase las cero horas y un segundo del nuevo año, del nuevo siglo. Las fiestas no se anularon, la gente acudía a su lugar de diversión, a su sitio donde cenar con la familia o con los amigos y la verdad es que no se hablaba de otra cosa: ¿Qué nos esperara cuando se inicie el nuevo siglo?.
No recuerdo si los presentadores encargados de dar las uvas a la medianoche en las televisiones nacionales comentaron la noticia, pero si recuerdo que en los informativos de las diferentes cadenas nos bombardearon durante días con las consecuencias que podría tener el no habernos preparado informáticamente para lo que pudiese devenir.
¿Al final todo fue un bulo o una fake new como se dice ahora? La verdad es que el mundo amaneció a un nuevo siglo sin contratiempos, algunas personas con las ganas de que hubiese pasado algo, otras muertas de miedo por lo que pudiese suceder y el resto sin tan siquiera enterarse, quizás estos últimos los más dichosos.
Las luces y las sombras que se iban. a producir en aquella medianoche, que sucedieron durante los días anteriores y sobre todo en las últimas horas. No dejaron impasibles a las grandes compañías que, según nos hicieron saber, habían tomado medidas necesarias tras agotadores trabajos para que no sucediera algo irremediable.
Recuerdo que en los lugares donde todos los datos colgaban de un gran ordenador o de una central informática se montaron guardias durante días para que todo transcurriese con normalidad. Se adaptaron los sistemas al nuevo año digital.
Y al final todo quedo en un mal sueño, en una anécdota que los más pequeños no vivieron y otros ni tan siquiera recuerdan.
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«Las luces de la casa llorona» , de Puri Escuredo Leer »
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«Cuando Sara encontró el rumbo» , de Puri Escuredo Leer »
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«Óscar y la Esencia» , de Puri Escuredo Leer »
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«Fluorescencia programada» , de Mikel M Leer »
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«El umbral del bosque» , de Mario Pavón Leer »
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«Aglo, el espejo de Olga» , de Puri Escuredo Leer »
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«La estrella polar» , de Antonio Otero Fernández Leer »
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«Jazmine y el misterio del cuco» , de Mila Clemente Leer »
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«Desde mi ático» , de elinsurgentecalleja Leer »
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«Conviviendo con extraterrestres» , de Mila Clemente Leer »
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«¿Cómo sería tu día antes del fin del mundo?» , de Mario Pavón Leer »
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«Eclipse» , de Alejandro Castillo Peña Leer »
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«La luna de la soledad» , de Agathe Leer »
Y esto sigue siendo así hoy en día, atemorizar a la humanidad es el pasatiempo preferido de las altas esferas.
Bien narrado!!
Saludos Insurgentes