«Competencia temporal»

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“Un fenómeno atmosférico está teniendo lugar en prácticamente toda las regiones del hemisferio norte. Las bajas temperaturas y las fuertes nevadas han dado paso a un sol de justicia. Los cuarenta grados a la sombra, han producido enormes riadas debido al brusco deshielo. Un panorama desolador está afectando a la totalidad de los seres vivos. Árboles y plantas presentan un aspecto lamentable, para estas fechas de año. Ramas secas y resquebrajadas, que no proyectan la necesaria sombra para proteger de los intensos rayos del sol. Animales, que tras salir de su estado de hibernación, vagan aturdidos y desorientados. Aves migratorias que vuelan en círculos como si hubieran perdido el plan de ruta. Insectos con tendencias suicidas por no tener ninguna flor que polinizar”.
Mientras tanto en el limbo, una hermosa primavera, con su precioso vestido de alegres colores y su melena adornada con una corona de flores, yace amordazada en el fondo de una cueva. En la entrada de la cueva, un frío y terrible invierno lucha sin tregua con un intenso y libertino verano. Entre los dos, pretenden despojar a la  joven primavera de su preciado  tiempo.
Un relámpago ilumina la cueva y una suave brisa acompañada de un embriagador aroma a flores, hacen que el invierno y el verano dejen de pelear. La primavera, liberada de sus mordazas, sale de la cueva y tal como es ella,  alegre y jovial, expone sus razones  para existir. El elegante y apuesto otoño, cansado también de los abusos de los dos personajes, apoya su discurso. Después de unas intensas negociaciones, llegan al acuerdo de respetar sus  tiempos, tras lo cual, el ciclo de la vida recupera su curso.