Es difícil crear un relato de ficción en torno a la montaña, cuando la realidad supera cualquier ficción posible. Esta semana hemos asistido atónitos a la retransmisión en directo del despertar de un volcán, es lo que tiene la sociedad actual, que la inmediatez de la información hace que las catástrofes lleguen a nosotros en tiempo real.
La naturaleza ha reclamado su sitio, su lugar, nos ha advertido de que es mucho más poderosa y destructiva que el ser humano, si cabe. Parece que hemos olvidado de que vivimos en un planeta que está en plena evolución, y que estás cosas ocurren y ocurrirán durante miles de años. Si, cuando la tierra ruge, el hombre ha de callar y solo le queda la opción de huir y ponerse a salvo.
Pero tras esas imágenes, que nos parecen bellas en la distancia, hay cientos de personas que está viviendo el drama de perder sus casas, sus pertenencias, en definitiva, su vida, por la que han luchado y trabajado tanto. Sin duda todos hemos de ponernos de su lado, solidarizarnos, poco más podemos hacer. Ahora son las autoridades y responsables los que han de hacer todo lo posible para que esas personas recuperen lo perdido, aunque nunca podrán olvidar esos momentos de angustia.
Y cuando la tierra deje de rugir, todos habremos de hacer una profunda reflexión:
“Quizás hay lugares de este planeta que no deberíamos habitar. La naturaleza siempre reclama su lugar, cauces de ríos, laderas de los volcanes, falla… no sé no soy un experto. Pero si sé que alguien debería haber personas que dedicaran su tiempo a estudiar que lugares son seguros, y cuáles no. El planeta tierra puede ser un lugar agradable para vivir, solo tenemos que saber dónde estamos seguros”.
Buena reflexión!
La Tierra siempre se instala en su terreno robado!
Saludos Insurgentes.