Después de subir 1.800 metros por la ladera del volcán, a unos 150 metros de llegar a su cima, el corazón le tamborileaba sin control en el pecho. Hizo una promesa cuando murió su padre y no estaba dispuesto a que sus palabras se olvidaran con el tiempo. En cuanto su pena se lo permitió, no dudó en conquistar la cima del último volcán dormido que les quedaba por subir en las Islas Canarias: el Cumbre Vieja.
Su padre siempre había sido un aventurero, y él había heredado desde una edad muy temprana, su pasión por los volcanes y la naturaleza.
Cogió una piedra redonda e invadió la cima como solían hacer cada vez que llegaban a lo más alto. Al choque de la piedra con la tierra virgen de la cúspide, a sus ojos vino una visión que le mostraría lo que ocurriría justo un año después en ese mismo lugar: el volcán entraría en erupción.
Después de miles de seísmos en la corteza terrestre, estalló llevándose todo a su paso; tenía diferentes bocas de lava y un río de 1000ºC, que abría su paso hasta el Océano Atlántico, dejando un reguero de escalofriantes imágenes arrasando buena parte del sur de la isla.
También sus ojos veían la belleza de la naturaleza en todo su esplendor.
Cuando llegó a su realidad tenía que contarlo por el bien de todos los habitantes del lugar, para que estuvieran alertados de tal catástrofe, aunque pareciera imposible.
Era una señal, él fue un visionario del futuro y claro testigo de lo que ocurriría sin ninguna duda. Nadie lo creyó.
Hoy, 19 de septiembre de 2021 empezó el desastre. Todas las cadenas del país retransmitían la noticia, solo una de ellas se acordó de ese hombre que predijo lo que sucedería; aunque ya era tarde para entrevistarlo: había perdido la cabeza.
Pero cuando miramos atrás en el tiempo, siempre hay paralelismos en las diferentes épocas con augurios y consecuencias del mensaje.
Poseemos tanta información o desinformación, que a veces no sabemos qué creer.
Un relato bien narrado.
Bien escrito y relatado... Enhorabuena.
Saludos Insurgentes.