«Dracon»

-Patricia despierta, oye abre los ojos.- Escucho de fondo sin ser capaz de levantarme y comprobar qué pasa.- Pa-tri-cia des-pier-ta.- Vuelve a repetir más despacio la misma voz.- Patricia, por favor, soy Fausto el dragón, abre los ojos.
Y es entonces cuando, al escuchar de nuevo esa voz tan peculiar y sentir su calor cerca de mi rostro, despierto y pego un salto de la cama.
-¿Que eres quién?- Pregunto abrazada a mis propias piernas, apoyada sobre una esquina de mi cabecero e intentando visualizar algo a través de la oscuridad de la noche.

Entonces unos ojos marrones avellana se iluminan muy cerca y hacen que me quede totalmente paralizada. Los reconozco al instante, su forma rasgada y su pupila ovalada tal y como yo lo creé...
-¡Fausto! ¿Pero, cómo es posible? ¿Cómo has podido salir del libro y plantarte en mi habitación, en la vida real?
-Si vienes conmigo, además de escuchar una bonita historia, podrás verlo con tus propios ojos.

Y sin más, con el pijama puesto pero con los ojos bien abiertos, subí encima de mi dragón para emprender un viaje maravilloso y comprobar que el reino de dragones que había creado para mi libro ahora era una realidad.-
-Inventaste un maravilloso lugar lleno de magia en el que nosotros podríamos vivir sin temer al peligro de los humanos y, gracias a la ilusión de todos los lectores, ahora todo este mundo existe de verdad y tú te has convertido en nuestra guardiana.-Me explicó Fausto.

Ahora, además de escritora, soy la guardiana de Dracon, un reino en el que sus protagonistas me ayudan con mis nuevas creaciones literarias para una saga que parece no tener fin.