«He muerto».
Al menos es como imaginaba que sería. La nada a mí alrededor. Blanca, como predije. « ¡Chúpate esa mamá!».
Aunque, por otro lado, ¿por qué soy capaz de pensar? ¿Por qué sigo siendo consciente de mi existencia? «Esto es raro».
«Quizá no he muerto».
He visto suficientes películas de superhéroes como para tener en cuenta las múltiples explicaciones que puede haber para mi situación actual. Quizá estoy en medio de dos dimensiones; atrapada en el limbo entre mundos. O tal vez esté sedada y alucinando mientras un doctor experimenta con mi cuerpo. Con fines maléficos, por supuesto. «No me atrae esa posibilidad».
Me siento. «¿Pero dónde me siento?» El encargado de poner los puntos de referencia de este lugar no vino a trabajar hoy. «¡Maldito perezoso!».
Estoy atrapada, tal vez libre, en un espacio que no es un espacio. ¿Sería esto lo que había antes de que se creara el universo? ¿La nada antes del todo? De ser así, ¡qué aburrido era todo antes!
«Chica, te estás yendo por las ramas. Céntrate».
Estoy sola. Ojalá pudiera moldear esta realidad como quisiera; seguramente crearía un mundo mucho mejor que el mío. «No sería difícil, jeje».
Curiosamente no tengo hambre, no estoy cansada, no tengo frío y no tengo calor. «Espera un momento». Debería estar asustada. Conociéndome, ¡muy asustada! Pero no siento nada. Todo lo que me forma está en calma. Sin tiempo, sin espacio. Blanco.
«Quizá si he muerto».