«Norberto»

Mi vida ya estaba escrita antes de nacer y hasta mi nombre, Norberto de las Heras de Ayamonte, firmado por ser el primogénito. La familia de las Heras provienen de la alta burguesía Catalana, desde que mi bisabuelo Manuel de la Heras amasó una fortuna con la utilización de la innovadora máquina de hilar "Spinning jenny" durante la Revolución Industrial. 
Desde que tengo uso de razón, siempre me he  rodeado con personas que pertenecen a la misma identidad cultural, mi selecto grupo de amigos del colegio más religioso de toda Barcelona "Col-legi Montserrat", mis compañeros del club social (los hijos de las grandes fortunas catalanas), y por supuesto, la que sería mi mujer en el futuro. Jimena de la Rosa, hija y heredera del banquero Pedro de la Rosa, dueño del grupo financiero más importante del siglo, según Forbes. Para mis padres, una excelente oportunidad para un muchacho de mi edad y estatus social.
Así que a mis 23 años y apunto de finalizar mis estudios en Económicas y Finanzas para ser el futuro dueño del grupo, me dispongo como cada Navidad a coger el tren y volver al palacete de invierno que tiene la familia en la Costa Brava.
Estaba ensimismado leyendo un nuevo capitulo de "En busca del tiempo perdido", cuando escuché a una joven manteniendo una conversación acalorada por el móvil. Se encontraba a mi espalda y sólo conseguía verla a través del reflejo de la ventana que tenía en frente. Durante su verborrea, ella claudicaba un cambio de vida, quería ir a la gran ciudad para estudiar y alejarse de lo que su familia le tenía configurado para su futuro. 
Tras escuchar la conversación, todas mis alertas se dispararon, mis cimientos  tambalearon,  y si rescribo y soy dueño de mi vida por un momento.