«¡Vladímir ha caído!»

-Por un momento he pensado que no estabas a favor de la misión; -Yuri asiente con la cabeza y hace aspavientos varios, la discusión con Aleksandra es acalorada, ambos se juegan mucho (él, militar ruso y ella traductora ucraniana). La guerra acaba de empezar en Ucrania y están muy asustados, pareja estable , padres de dos niñas y separados por varios kilómetros.

-¡Aleksandra, que salgas de Mariupol! Los ataques son continuos  y  la ciudad quedará devastada,  os espero  en la frontera, en Moscú seremos felices.

-¡Pero Yuri! ¿Te has vuelto loco? Sabes que no abandonaré mi ciudad, aquí está toda mi familia, mis playas, mi mar. ¡Egoista!

-¡Eres una cabezona! Hablaré con mi superior, le diré que quiero combatir, pero por favor, bajar al búnker y no os mováis hasta que yo llegue; ¡Te quiero amor mío!

- Sabes que yo también, como también sabes que es hora de ejecutar el plan, ¡Vladímir tiene que caer!

Aleksandra está agotada, hace dos días que no sabe nada del teniente, los nervios empiezan a aflorar entre  los presentes, las niñas  aterradas siguen jugando al Trivial con sus abuelos, hay que matar las horas como sea. Los bombardeos son intensos y el olor a pólvora y carne quemada se cuela por los conductos de ventilación.

Suena la puerta, es Yuri. -¡Abre cariño!
Ambos se abrazan con intensidad y entre lágrimas se prometen no volver a separarse, es hora de proceder.
Mañana tenemos reunión en zona neutral, altos mandos de ambos países y el propio Vladímir presidiendo. ¡Ahora o nunca!

Un disparo certero acaba con la agonía, el francotirador ha acertado de pleno; al matrimonio les ha costado parte de sus ahorros pagar al ejecutor, pero ha merecido la pena.

¡Vladímir ha caído! ¡Repito, Putin ya es historia!

¡La guerra ha terminado, paz entre hermanos!