Los recuerdos pasaban por la cabeza de Iván como en una película muda.
Recordaba su noche de copas con los amigos, la discusión con Luis, la proposición de Inés de seguir la noche solos. La mirada incrédula de Esteban, el hasta entonces novio de Inés.
Un dolor penetrante le atenazaba en la cabeza, quiso llevar sus manos para aliviarlo, pero no pudo, constató que las tenía atadas a una especie de poste con una cadena. Miró alrededor, la oscuridad invadia todo, pero evidentemente estaba en la costa, en una orilla, amarrado a un poste de un embarcadero. El olor a salitre era intenso. El rumor de las olas constante. La oscura noche invadía todo como un fantasma terrorífico que quisiera anular todos los colores, impidiendo a la luna mostrar su luz.
Recordó el cuerpo de Inés, pegado al suyo, sudando, en un cuarto de baño minúsculo. El la decía que debían parar, que era un error. Ella le miraba con odio mientras su boca buscaba sus labios con avidez, sus manos le desabrochaban el pantalón mientras le susurraba: "no pares, sigue, ¿no tendrás miedo del imbécil de Esteban?".
Iván cerro los ojos. Algo no andaba bien en su cabeza. Los recuerdos le venían a ráfagas. Intentó centrarse en su situación actual y empezó a gritar pidiendo auxilio. Llevaba un rato notando como el agua había empezado a llegar a sus pies, en este momento empezaba a cubrirle las piernas. Si como pensaba estaba en el embarcadero de Santa Clara, el agua le cubriría totalmente en menos de media hora.
Se calló para escuchar si sus gritos recibían algún tipo de respuesta. Le pareció ver una luz tenue a lo lejos, flotando en el agua, probablemente algún pescador de los que salían a la noche por las xobas. El embarcadero de Santa Clara, según se contaba en el pueblo, estaba maldito, el fantasma de una chica que se ahogó permanecía allí, atrayendo a sus amantes al agua, envolviéndoles en un abrazo mortal. Fuera de la leyenda era cierto que se habían registrado varios ahogamientos en esa zona. La pleamar era muy intensa, y en ese punto del puerto se formaba prácticamente una ría donde se producían fuertes corrientes.
Una lancha motora pasó lo suficientemente cerca para que Iván sintiese las olas que provocó mojándole la cara. Esto le hizo volver a gritar, pero la barca había pasado de largo.
Sabía que en menos de una hora el agua cubriría totalmente el poste y por lo tanto a el. Que ironía, en una hora se decidía su vida. Se acordó de su madre, se la imaginaba llorando, de su padre, sintiendo como le decía a su madre. "Este chico, siempre metiéndose en lios". Su padre implacable, sentencioso, cruel en ocasiones. Ivan conocía su secreto, pero por no hacer sufrir a su madre callaba. Le había visto en dos ocasiones con esa "mujer". Todo el pueblo lo sabía, todos menos su madre.
Y ahora el agua ya le llegaba al pecho, algunas olas le salpicaban la cara, sentía que algo rondaba por sus piernas, creyó entrever que eran cangrejos, se movió todo lo que pudo para espantarlos, pero estaba en una postura tan incomoda, tan pegado al poste que apenas podía moverse. El agua seguía subiendo, casi le tapaba la boca, Iván levantaba la cabeza todo lo que podía, llorando copiosamente, sintiendo su final. Contuvo la respiración, el agua ya le cubría, sintió un abrazo, un abrazo frio que le invitaba a relajarse y a dejarse llevar. Una voz le susurraba al oído. "Ven, ven, vamos a bailar".
Luis corría por el embarcadero, hasta el final del mismo, en cuanto llegó se tiró al agua sin pensarlo, llevaba unas llaves en las manos, buceó hasta el ultimo poste, pero no le vio, subió a coger aire, el agua había subido mucho. Se volvió a sumergir, presa de una angustia y una certeza inevitables, se fue hacía el siguiente poste, tampoco estaba allí. ¡No podía ser! ¿Se habría soltado? ¿Le habrían ayudado? Cogió impulso para salir de nuevo a coger aire pero noto que algo le impedía subir, asustado miró hacia abajo, se debía haber enganchado con algo, le empezó a faltar el aire de forma urgente, forcejeaba haciendo movimientos espasmódicos, le iban a reventar los pulmones, cuando estaba a punto de abrir la boca, la vio, sintió como le arrastraba con ella, oyó su voz, "ven, ven, ya no volverás a tener celos".
Un saludo.
Saludos
Magnífico final!!
Saludos Insurgentes
Un saludo Carmen.
Sospecho que eres gallega o has tenido contacto con la cultura gallega. Lo digo porque he aprendido algo mediante tu relato. Hoy sé una nueva palabra "xoba" o "xouba". Palabra que no está en el diccionario de la RAE, sin embargo pude abundar gracias a Google. Por el contexto fue claro que la palabra hace referencia a un tipo de pez, aunque no especifica cuál. Ahora entiendo que es una denominación usada en gallego para una especie de sardina usual en las riadas de Galicia. Por un momento dudé si su traducción podría llevar a la "cobia", un depredador de costas americanas. Nada que ver con "Cobá" o "Xobá", la antigua ciudad maya ubicada en mi querido Yucatán, México. Pero tampoco motivo para darte "coba" o colocar tu talento debajo de una "coba".
Por otro lado, qué pena que gramaticalmente algunas partes ceden a los vicios del laísmo y el leísmo, muy característicos en algunas regiones de España. Yo te invitaría a que fueras más crítica en tu corrección de estilo.
Fuera de eso, te felicito.