«El fin de mi historia»

La vida es un sinuoso camino, en el que de vez en cuando debemos tomar una u otra bifurcación, y, dependiendo de la ruta que tomemos, nos encontraremos frente a un destino u otro.

¿Somos nosotros quienes decidimos lo que rige el hilo argumental de nuestras vidas? 
¿Hay un Dios que juzga nuestros actos?
¿El destino es un documento intangible que llevamos intrínseco en nuestro ADN?

Al divagar sobre este tema, se me ha venido una historia a la cabeza... La historia de mi muerte.

Era un tórrido día de verano en Conil de la Frontera, hacía un calor horroroso, todos mis amigos y yo necesitábamos un planazo para combatir la pereza que nos estaba consumiendo; así que fuimos a "La cala del pato".

Nada más llegar al lugar, dejamos todas nuestras pertenencias en la orilla, y corriendo como niños pequeños, nos metimos en el agua.

Mis amigos estaban jugando a las palas después de comer, yo quise grabar un video para subirlo a mis redes sociales.
Al ver que la orilla se encontraba bastante alejada, comencé a grabar; se conectó muchísima gente a mi directo, mientras hablaba con ellos y respondía sus preguntas.

Todo parecía perfecto e idílico, pero, repentinamente, una corriente comenzó a mover brúscamente mi tabla de surf; tratando de mantener la calma, quise regresar a la orilla, pero el mar tenía más fuerza que yo.
Comencé a gritar desesperado, pero tanto mis amigos como mis seguidores pensaban que era una de mis bromas.
La tabla continuaba alejándose a un ritmo vertiginoso, no pude mantener el equilibrio durante mucho tiempo, y... Caí al agua.
Fui preso de los revolvones de las olas durante todo el tiempo que aguantaron mis pulmones, de hecho, me golpeé varias veces con los acantilados, y, entonces... Todo se volvió negro. Silencioso. Muerto.