El umbral del bosque - Mario Pavón
Mario Pavón

«El umbral del bosque»

1000 palabras
8 minutos
31 lecturas
Cuento de fantasía: En la más profunda oscuridad de la medianoche, una luz misteriosa se enciende en el bosque. ¿Es un ser mágico, una puerta a otra dimensión, o algo completamente diferente?
Entre las niñas del orfanato corría el rumor de que, en el bosque cercano, a medianoche, aparecía una puerta misteriosa que conducía a un mundo mágico. Ninguna sabía cómo se había iniciado el rumor, pero es lógico que una leyenda que simboliza una vía de escape sea tan popular.
De todas ellas, Laura era quien más tenía fe en la historia. Se acostumbró a escapar por las noches para intentar vislumbrar la famosa puerta, pero todos sus intentos eran infructuosos. Las cuidadoras ya habían olvidado cuantas veces la habían mandado al “Cuarto”, cuando volvía al orfanato al amanecer exigiendo el desayuno. Y cuando el resto de chicas le preguntaban si la había visto, siempre tenía la misma respuesta:
-No, pero oía la música de los duendes danzarines.
O respondía:
-Aún no, pero estuve a punto de cazar al gnomo revoltoso.
Al principio escuchaban embobadas sus historias, hasta que dejaron de seguirle el juego a sus mentiras, y dejaron a Laura sola con sus fantasías.

Todo cambio cuando Sandra llegó al hospicio. Sus padres habían muerto en la guerra, y fue cambiando de manos entre familiares desinteresados hasta acabar aquí. Desde el primer día, Laura se la adjudicó como su aliada. Todos los descansos, todos los ratos libres, Laura le contaba las maravillas de la puerta mágica, mundos y dimensiones llenos de color y fantasía, y Sandra, como todas antes de ella, escuchaba atenta todas las historias.
Entre las dos se narraban las futuras aventuras, compartían las teorías de lo que habría detrás de la puerta, y llegado el momento, planificaron el método con el que encontrarían la puerta. La semana siguiente, Sandra acompañaría a Laura a sus cacerías nocturnas y entre las dos barrerían el bosque y resolverían el misterio.
El día antes de la aventura, las otras chicas del orfanato se acercaron a Sandra. Le contaron todo, todas las mentiras de Laura, los castigos que había sufrido, como se contradecía cuando narraba sus historias... En resumen, que estaba loca. 
Y Sandra tuvo miedo. Le había gustado ser parte de la aventura de la puerta, soñar con mundos de fantasía lejos de esta realidad tan gris, pero no quería que la mirasen y la señalasen como “la loca”, y al mismo tiempo no quería herir los sentimientos de Laura. Así que hizo lo que le pareció más inteligente y mejor para ella: Huir del problema.
La mañana de la aventura, fue a la enfermería y se hizo la enferma. Lo hizo con tal convicción que hasta su cuerpo fingió tener fiebre, y estuvo en cama una semana. Un día fue Laura a visitarla, para ver cómo estaba, pero se hizo la dormida para no hablar con ella. Y fue pasando la semana sumida en culpa y desilusión.

Cuando la dejaron salir, todo el mundo hablaba de la misma cosa: Laura había desaparecido.
Una noche, como tantas otras, se escapó al bosque, pero no había regresado por la mañana. Llevaban días buscándola, pero no conseguían encontrar ninguna pista. Sandra lo tenía claro, había encontrado la puerta y había escapado al otro mundo.
Tres días después encontraron el cuerpo de Laura.
La teoría fue que, durante la noche oscura, se tropezó con alguna rama y cayó por un terraplén, golpeándose la cabeza al caer. Los médicos buscaron consuelo en que la muerte debió haber sido muy rápida.
Cuando recibió la noticia, Sandra lloró durante tres días.

Dos años después, Sandra fue al fin adoptada por un matrimonio sin hijos que sin ser demasiado afectuosos le darían todo el cariño y calidad de vida que necesitaba. Mientras hacía la maleta, una hoja de papel cayó de entre un montón de ropas viejas. Cuando lo abrió, leyó esto:
“Hola Sandra, espero que estés bien. He ido esta mañana a hablar contigo, pero estabas dormida y no me han dejado entrar. Tengo que contarte una cosa, he encontrado la puerta. Es maravillosa. Esta noche voy a cruzarla, y la próxima vez iremos juntas”.

Pasaron los años y Sandra creció. Con el ánimo de sus padres adoptivos fue a la universidad. Allí conoció a un buen hombre y se casó con él, tuvieron dos hijas preciosas. Cuando su marido poco después murió en un accidente de coche, hizo de tripas corazón y sacó a su familia, ella sola. Nunca volvió a casarse. 
Apoyó a sus niñas en todas sus decisiones y se volvieron expertas en sus campos, y la colmaron de amor y nietos que llenaban su casa de algarabía y ruidos, y cuando fueron mayores llegaron los bisnietos.
Tuvo una larga y buena vida.

Llegamos al final del camino. Sandra está en el hospital, en una habitación llena de tubos y máquinas que pitan. A su lado, sentada en una silla está su hija mayor, dormida, pero agarrándole la mano. Sandra la mira con dulzura, pero está cansada, muy cansada, no tiene fuerzas ni para hablar ni para moverse. Le está entrando mucho sueño, y tras forcejear un poco contra el sopor, decide rendirse y dejarse llevar, lentamente, cerrando los ojos.
En calma, en paz.
Y sueña que camina por un bosque. Es el bosque de su infancia, el del hospicio. La luna llena baña el bosque, y las estrellas guían su camino. Sandra camina por el sendero, ya no está cansada, las fuerzas han vuelto a ella. Oye una música, y curiosa se encamina hacia ella. No se da cuenta, pero a cada paso que camina va recuperando años, vuelve a ser joven, adolescente, niña.
 Y llega al origen de la música, un claro con una puerta enorme en el centro. Una puerta de madera oscura, adornada con mil filigranas doradas. Al llegar a ella, alza la mano y se abre sin ni siquiera tocarla, y una luz fulgurosa emana del marco. Cuando sus ojos se acostumbran, ve una figura, una niña, que sale de la puerta.
Es Laura, la misma Laura de hace 80 años, que no ha envejecido ni un minuto. Y le tiende la mano, sonriendo.
-¿Por qué has tardado tanto?
Mario Pavón
Miembro desde hace 2 años.
12 historias publicadas.

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Elvira.lopu
03 ago, 23:29 h
Preciosa historia.
Antonio Mompeán Mayol
04 ago, 08:47 h
Muy bonita historia, bien construida. Felicidades.
Jaime Cenalmor
04 ago, 18:29 h
Muy bonita
elinsurgentecalleja
06 ago, 01:34 h
Relato enternecedor y lleno de fantasía.
Magnífica narración!
Saludos Insurgentes
Mila Clemente
07 ago, 13:57 h
Qué bonita historia. ☺️
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