No esperaba caer de pie en el primer día de clase de la academia, pero si deseaba pasar desapercibida.
Eso no sucedió, en mismo momento que los veteranos me cogieron a mí como diana de las bromas que se realizaban a nuevos alumnos. Pero no iba a quedarme sin hacer nada, porque aunque novata en la academia, mi bagaje en la calle me permitía mirar a la cara a los veteranos y mantenerlos a raya.
El primer día no iba a mostrar todo lo que atesoro, pero sin duda el los días sucesivos todo cambiaría y me temo que más de un día me tocará estar en el despacho del brujo supremo dando explicaciones.
El día paso sin pena ni gloría en cada una de las clases y yo estuve más ausente que prestando atención. Solo deseaba que llegará el final de jornada y volver a las calles, donde me sentía más a gusto.
Pero cuando me cogieron realizando magia robando, alguien vino a sacarme del reformatorio y me dio esta oportunidad, pero no sé si estaba hecha para mí.
Cuando llegó el final del día los mismos que la habían emprendido conmigo volvieron a la carga, pero esta vez no quise contenerme y les di de su propia medicina, dándoles un poco de hasta dónde llega el alcance de mis poderes.
En la academia mística, me iban a conocer por las malas y no era la forma en la que quería que se me conociera, pero está visto que estoy marcada, marcada para hacer el mal.
Un final enigmático...
Me ha gustado...
Saludos Insurgentes