«Equinoccio 2188»

Quedan pocos horas para la llegada del Equinoccio. Klaupa trabaja incansablemente en su proyecto, observa con detenimiento el boceto de un plano lleno de lineas que se entrecruzan, con anotaciones fórmulas y apuntes. Corrección por aquí, corrección por allá, cálculo, ecuación, resultado, tachón y vuelta a empezar. De repente, una vibración en su muñeca le alerta que ha llegado el momento.  No hay tiempo que perder, piensa.

Coge todos los papeles y anotaciones, los mete en su mochila junto con sus aparatos, se pone su mono sideral y su casco y a toda prisa sale de su laboratorio subiendo las escaleras hasta salir al parking que se encuentra en la azotea. Allí se monta en su eDron y se eleva por encima de los edificios intentando no chocar con otros aeroviajeros que la van esquivando mientras la lanzan improperios.
Todo parece ser caótico, todo menos su mente que ordenada trabaja de forma rápida e incansable pensando y revisando los apuntes que tiene en su cabeza.

Quiere establecer una conexión espacio temporal que permita fijar y localizar un punto de destino en otra dimensión espacial y proyectarse a él. Siguiendo los pasos de su padre en el estudio de la capacidad del ser humano de poder teletransportarse en el espacio tiempo, ha desarrollado un sistema que le permitirá cumplir con el sueño de su padre. Para ello a ideado un mono cibernético que le permitirá alcanzar y atravesar dimensiones espacio temporales sin apenas sufrir daños estructurales en su anatomía.

Mientras acelera con su pie, va metiendo las coordenadas del lugar a donde se dirige. Un lugar que según su padre era el sitio donde la gravedad del planeta y las fuerzas electromagnéticas se hacen más evidentes debido al movimiento del núcleo externo con el núcleo interno.

Su padre, un reconocido y prestigioso científico, mantenía la teoría de que era posible contactar en determinados momentos con otras dimensiones espacio temporales y mantener comunicaciones con seres inteligentes. Para ello decía que era necesaria una gran cantidad de energía y que estaba trabajando en un proyecto de teletransportación a otra dimensiones temporales. Nunca le creyeron, pues aunque pudo demostrar pruebas grabadas de que era capaz de abrir agujeros temporales dimensionales y escuchar sonidos y comunicarse, siempre le tomaron por loco argumentando que esas grabaciones provenían de ecos y distorsiones provenientes de comunicaciones rebotadas de satélites o sistemas de comunicación.
Ella estaba convencida de que su padre tenía razón e iba a demostrar que no era un loco.

Tengo que llegar a tiempo, - se repetía una y otra vez, mientras pensaba en como sería capaz de entrar en el borde dimensional y proyectarse a otra dimensión y sobre todo, que se encontraría al otro lado.

Un pitido intermitente le avisó que había llegado a su destino. Tomó los mandos del eDron y se dispuso a realizar la maniobra de aterrizaje. Era una isla en medio de la nada. Apenas había vegetación, era prácticamente como una pequeña meseta en el océano, hayá donde miraras podías ver no muy lejos el mar. Solo una zona se elevaba un poco, en ella una pequeña colina parecía querer sobresalir del paisaje. Klaupa cogió su mochila y corrió hacia ella. Al llegar a su cima divisó todo el océano. Se quitó su mochila y empezó a sacar los papeles y artilugios que llevaba consigo.

Su sistema de alarma, le había avisado antes con una vibración en su muñeca de que el momento había llegado. Una gran tormenta solar había escupido una gran bola electromagnética que se encontraba de camino a la tierra.  Justo en ese momento en que la distancia del sol y la inclinación del planeta coincidían, llegaría la onda alterando los bordes dimensionales cargándolos de energía y generando un campo electromagnético dimensional que abrirá un túnel de conexión con otra dimensión. Y eso ocurriría con el Equinoccio.

Por fin podría demostrar que hay posibilidad de comunicarse con otros espacios dimensionales y que también se podría viajar a ellos, y sobre todo, que su padre estaba en lo cierto.

Un ruido atronador la hizo estremecerse, el viento que antes hacía volar sus cabellos, ahora parecía querer arrancárselos de la cabeza. El cielo comenzó a cambiar de color divisándose una tonalidad verdosa, que iba creciendo en intensidad por momentos. Ella conectó el último cable a la consola del artilugio que había montado y éste a su vez a la batería de su eDron, y haciendo los últimos cálculos los introdujo en la consola. Una vez conectado todo y comprobado, se subió al eDron, miró al cielo y se quedó esperando.
El cielo cada vez era de un color más intenso y justo en medio de esa intensidad comenzó a formarse un agujero con una tonalidad azulada, que fue poco a poco haciéndose más grande. Apenas podía abrir los ojos y verlo, el ruido era ensordecedor y la luz cada vez más cegadora. Fue justo en ese momento de caos, cuando encendió su eDron, el artilugio se puso en funcionamiento y comenzó a cubrir el eDron de una bola de energía, que fue aumentando pasando del color blanco al azulado y en ese preciso momento aceleró saliendo despedida hacia el agujero.
Según se acercaba podía notar el peso de su mono, sus brazos, sus manos, su piel, no se podía mover. Sus ojos apenas podían ver a través del casco, todo a su alrededor empezó a volverse azul, de un azul intenso, tan intenso que se hizo negro.

Al llegar a la entrada y como si de un aspirador se tratase, fue engullida.

De repente noto que todo estaba en calma. Notaba su cuerpo ya no le pesaba. Empezó a sentir su latido, su cuerpo, sus extremidades. Una brisa acariciaba su pelo. Entonces abrió los ojos, se incorporó y vió que estaba rodeada de vegetación y que el mar le rodeaba desde la colina. Alzó la vista y mirando detenidamente vió un agujero azul que se cerraba.