“El arco iris es la cinta que se pone la naturaleza después de haberse lavado la cabeza”, Ramón Gómez de la Serna.
Un mes antes siento que mi interior se llena de emociones alteradas como si un volcán estuviese a punto de explotar, donde el choque de placas tectónicas y el calor del interior provocan una salida abrupta o suave, dependiendo de los casos.
Soy tormenta y alegría. Sol brillante y caliente y, a la vez, lluvia de emociones que llegan hasta el alma. Quizá pienses que lo incierto es mi camino, pero no lo puedo controlar. Otros lo prefieren a él, por su clima y disposición; el verano son vacaciones, el mar en calma o el aire limpio de la montaña.
Mis venas tiemblan recorriendo mi cuerpo, cargadas de sentimientos alterados. Comienzan en San Blas, donde los pájaros enamoran con su cantar. Siguen los días y llegan los primeros brotes verdes de los árboles o arbustos. Ese despertar es similar a “una eclosión de huevos (en un nido) al unísono”. Es el momento que la flor abre sus pétalos para recibir a insectos, como las abejas; que introducen su lengua en la zona del estambre para alcanzar las zonas menos profundas donde se encuentra el néctar que más adelante será transformado en miel, jalea real o polen en la colmena.
Así soy, aquí me tienes! Con carácter, pero generosa y romántica, a la par que envolvente. Traigo la luz que tanto ansías. Soy nacimiento y despertar. Soy emoción pero a la vez explosión de sentimientos que debilitan tu cuerpo, y en ocasiones; de la misma manera que la ola rompe con fuerza sobre el acantilado, erosionando la roca; y donde la espuma blanca perdura, para poco a poco, irse descomponiendo en el mar.
Narración impecable.
Tal cuál!
Saludos Insurgentes