Cuando estoy consiente juro y perjuro que podemos ser solo amigos.
Pero cuando estoy en este estado de embriaguez, tanto por la cerveza como por la música siento ese último abrazo, ese último beso en la comisura de los labios y...que gloria dormirse con música y alcohol!
Ya te conté antes, hace mucho, que mi vida siempre fue perfectamente estructurada. Nunca hubo lugar para los sueños, para dejarse llevar. Tengo que agradecerte eso, al menos. Fue liberador encontrarte. Hiciste que mi mente volara.
El problema es que voló demasiado, fue demasiado lejos y ya no supo volver. Flotó extasiada a través de infinitos universos. Rió, cantó, lloró...tuvo miedo, mucho miedo. Tembló, imploró, sucumbió. Fue desprendiéndose de prejuicios y tabúes. Experimentó con magia negra y alquimia. Durmió en los brazos del nigromante y quiso morir.
Visitó mundos, ora pacíficos, ora belicosos. Tomó las armas para herir. Usó sus manos para hacer el amor y despertar la lujuria. Concibió planes absurdos y retorcidos. Acarició frentes frescas y besó mejillas ardientes. Clavó sus uñas en su propia carne presa de la histeria y la locura.
La volví a encontrar mucho después del insomnio. La volví a encontrar cansada, sola y marchita. Con las pestañas cargadas de experiencias surreales y el corazón pesado implorando cobijo.
No encontró las respuestas a sus preguntas.
Saludos Insurgentes