Los rayos de sol le acariciaron las largas y hermosas piernas cruzadas, creadas para seducir. Sentada en la terraza del concurrido café Nadia espera, saber esperar es primordial se repite una y otra vez. Ocultos bajo las gafas de sol, sus claros ojos y sus oscuros propósitos, el tacón derecho oscilando a merced de los movimientos de la pierna envuelta en la tentadora media negra mientras saborea el expreso sin prisa, sin bajar la guardia. Devuelve la taza a la mesa con el carmín impreso sobre el borde, entonces algo capta su atención, analiza y, comprueba que la espera por fin ha terminado. Se baja las gafas apenas unos centímetros para observar la escena sin el filtro polarizado, y sus ojos felinos le regalan todas las posibilidades al natural, en la comisura de los labios le florece una malévola sonrisa, vuelve a ajustarse las gafas sobre el puente de la nariz y suspira complacida.
Cambia la posición de sus piernas, ahora es la izquierda la que está por encima. Cual depredador oculto antes de atacar a su presa, controla hasta la respiración mientras estudia todas las opciones, elegir el momento adecuado es determinante. Ahora está segura, se coloca con delicadeza el cabello detrás de la oreja izquierda, el rojo de sus uñas se cuela entre los negros mechones que se dejan manejar con docilidad, la misma docilidad con la que sabe que caerá su próxima víctima.
Gracias Patricia me alegra saber que despierta interés. 😊
Buena narración.
Saludos Insurgentes