Cierra los ojos lentamente y respira tan profundo como puedas. Una vez, otra vez más. Pausadamente, sin prisa. Permite que tu corazón se detenga un instante y transfórmate en un diente de león. Aquel frágil y delicado diente de león al que, de pequeño, entregabas tus deseos, justo antes de soplar y contemplar su vuelo majestuoso hacia el firmamento de los sueños. Aquellos sueños que, tantas veces, acababan haciéndose realidad.
Ya lo has conseguido. Ahora, eres parte de ese sueño que se desliza, mecido por el viento, a lo largo de pequeñas urbes y extensos desiertos, sobre profundos valles y escarpadas montañas, frente a mares bravíos y abruptos acantilados.
Un pequeño empujón más y habrás llegado al lugar de tus sueños. A aquella pradera verde que se extiende bajo las cumbres nevadas y junto a la que discurre un pequeño arroyo que crea el entorno perfecto para que cientos de pequeñas aves compongan las más bellas melodías que puede regalar la naturaleza. Allí, el sol en el horizonte, ensalza, con su luz, a las miles y miles de flores que adornan, con su colorido, aquel paisaje idílico, aquel rincón tan propio de un cuento de hadas.
Llega el momento de descender, de posarse en aquel lugar inhóspito y disfrutar con los cinco sentidos de las maravillas de la madre Tierra. Es momento de fundirse en un abrazo con la magia de los ríos y el susurro del destino, de volver a despertar muy lentamente y afrontar un nuevo día que, ahora sí, se ilumina con más intensidad que de costumbre.
Tu sueño termina aquí, justo en el preciso instante en que comienza tu vida real. Afróntala con energía y, ante todo y sobre todo, disfrútala al máximo.
Saludos
Me ha encantado!
Saludos Insurgentes
Namasté 🧘🏞