Golpean las gotas de lluvia en el coche y el limpiaparabrisas intenta esquivarlas
mientras las densas nubes siguen lloran en dulce melodía.
Gira el coche cuidadoso por la estrecha carretera
dejando ver las hormas donde brota el agua que corre por la tierra.
Se anegan los secos campos que este invierno nos deja,
olivos y almendros se dibujan entre multitud de cepas.
Llega una curva cerrada un corzo se aleja entre las mojadas encinas
que han clavado sus raíces entre las innumerables piedras grises y frías.
Sueño seguir conduciendo sin encontrar mi destino, despistada, pensativa.
Evadiendo mi sino en busca de no sé qué.
Mi mente se aleja de mi cuerpo
y divisa a lo lejos mi coche que derrapa sobre el asfalto
siguiendo el cauce de aquel inundado barranco.
Sonrío. Al final libre.
Me ha encantado.
Saludos Insurgentes