Lobo solitario - Francisco Anacoreta Laico
Francisco Anacoreta Laico

«Lobo solitario»

299 palabras
2 minutos
32 lecturas
Reto creativo «Siempre a tu lado»
🐩 Por fin te han dejado a solas. Toda la casa para ti. Esos malditos humanos no paran de sobarte, de darte pienso seco, de gritar y de llamarte para que hagas tonterías. Es la hora de la venganza. Describe qué haces.
Al fin, un poco de tranquilidad, aquellos molestos humanos se habían ausentado del lugar después de varios días encima de mí amargándome la existencia. Al parecer iban a trabajar o como ellos solían decir "a ganarse la vida". Ganarse la vida... y cada vez que salían de casa para acudir al trabajo parecía que iban camino de la morgue, y cuando volvían era aún peor, parecía que vinieran de una guerra. Consumidos, sin energía alguna, completamente asqueados y deprimidos. Y llamaban a eso "ganarse la vida", yo no lo llamaría de esa forma, más bien diría: "amargarse la vida" o "complicarse la vida", o "perder la vida". Esos días en los que volvían de trabajar a penas duraba mi salida de paseo, en cuanto hacía mis necesidades volvíamos a casa. A veces acababa haciendo mis necesidades en la alfombra de casa. Entonces los humanos enloquecían y se ponían furiosos y agresivos, tan solo por hacer mis necesidades... Estos humanos... no había forma de entenderlos.
Decidí que tenía que salir de allí, alejarme de esos humanos tóxicos y vivir en naturaleza con alguna manada de lobos, o bien ser un lobo solitario o simplemente convertirme en uno de esos perros callejeros. A pesar de su mal aspecto, esos perros vivían libres y sin ataduras ni nadie que los gobierne.
Cierto día que los humanos andaban "ganándose la vida" decidí conquistar la libertad para ganarme mi propia vida, estar encerrado en aquel piso era insoportable. Menos mal que era un bajo, después de ponerlo todo patas arriba mientras buscaba una salida y algo de comida decente (sin éxito, pues aquellos humanos se alimentaban peor que yo, no me extrañaba que enfermaran continuamente) di con la salida en una ventana abierta que estaba situada junto al sofá. Aquello ya olía a libertad.
Francisco Anacoreta Laico
Escritor autodidacta
Miembro desde hace 3 años.
116 historias publicadas.

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elinsurgentecalleja
26 jul, 01:12 h
En busca de la ansiada libertad!
Buena narración, reivindicativa y vengativa.
Adiós humanos insolentes!
Saludos Insurgentes
Francisco Anacoreta Laico
26 jul, 23:46 h
Gracias!
Mila Clemente
26 jul, 23:34 h
Buena decisión perruna. Qué pena esos perros encerrados todo el día...

Saludos.
Francisco Anacoreta Laico
26 jul, 23:47 h
La verdad es que sí... Saludos.
Omicron Delta Series
27 jul, 08:12 h
La anhelada libertad del perro y, seguramente, de sus dueños también. Buen relato.
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