Nark miraba el cielo estrellado desde un balcón de su apartamento. Toda la ciudad brillaba desde sus más pequeñas casas exagonales hasta los más enormes edificios piramidales. Uma, detrás de él, acariciaba su cabello largo y lacio, como el de ella, rojizo y vivo al mecerse con la brisa.
Nark metió su mano en un bolsillo de su ajustado traje plateado y sacó un pequeño control de tres botones. Presionó sobre uno de ellos y todo el ambiente se llenó de música de colores vibracionales.
Uma era de Calhders. Una ciudad de apenas 100 años de edad fundada por un pastor verasinano al sur del continente asiático. Nark en cambio, pertenecía a los cilanos nacidos en la estratósfera terrestre. Realmente no tenía sitio de nacimiento.
La luna se notaba más cercana y su único ojo blanquecino miraba directamente lo único que quedaba de la superficie de lo que una vez fue la tierra. Uma no podía creer que su amor hacia Nark fuera efímero por causa de un destino que ellos mismos no buscaron ni quisieron, pero las leyes cilanas eran perfectas y estrictas para sus ciudadanos endo-genéticos. Aún más en los nacidos sin haber pisado el suelo de Genaisis. Los padres de Nark fueron máquinas bióticas, especialmente de la misma serie dedicada a los funcionarios reemplazables. Su tiempo de vida giraba alrededor de los 125 años. Nark estaba cerca de cumplirlos y por ello se ganaba la oportunidad inevitable de entrar a la lotería cilana. Si su número aparecía entre los elegidos sería eliminado y reemplazado, caso contrario pasaría a un estatus de reposo indefinido y hacer vida propia.
La tranquilidad de Nark era Uma. Ella lo había elegido hace 25 años y su amor permanecía fuerte a pesar de ser una especie sin futuro. Sabía que después de ese período envejecerían dejando una huella importante en el éter del universo. El amor cambiaría toda perspectiva en frío vacío de las cosas.
Cuando Nark volteó a besar a Uma vió en su rostro el miedo y la desesperanza. Sus ojos violeta reflejaban las sombras y sus manos blanquecinas temblaban mirando hacia el cielo. Nark siguió la mirada de su amada y ya la luna no estaba. Había desaparecido cubierta por la figura de una nave estática. Una nave cilana.
Los cilanos y los nacidos en calhders podían comenzar a envejecer después de los 125 años. Luego, al final eran reciclados para renovar caldos genéticos para futuras generaciones de seres reemplazables.
La lotería se llevaría a cabo en pocas horas y la nave proyectaría a través de una pantalla de haces de luz los números elegidos. Uma temblaba todavía y Nark la abrazó con la ternura confiada de un ser infinito y amoroso.
***
Habían transcurrido las horas. Uma y Nark estaban sentados frente al gran ventanal que daba al balcón en espera de su destino. La nave se movía lentamente girando hacia derecha. Su aspecto era de una gran mantarraya gigante. Era negro mate y no reflejaba la luz. Sólo en la sala de mando podía verse dos pequeñas ventanitas de colores pálidos, cómo dos ojos siniestros mirando a todos los seres cómo victimas futuras de un ataque inminente.
Repentinamente la nave se detuvo. Y comenzó a proyectar en la oscuridad de la noche las imágenes de los grandes acontecimientos humanos, victorias y derrotas, guerras y momentos de tensa paz, progresos y desastres, así también de como la humanidad llegó a tener la valentía de enfrentar los desastres naturales, las enfermedades, el caos, la delincuencia, la locura y la economía injusta por medio del robot, la inteligencia artificial y la micro-biogenética, haciendo nuevos seres, nuevos habitantes en un mundo nuevo, ordenado y justo.
Uma miró de soslayo a Nark mientras el permanecía inmóvil en su butaca. Recordó los momentos juntos y quería seguir viviendo un futuro con muchos más recuerdos hermosos. Nunca tuvieron momentos tristes ni violentos, todo eso quedó en el pasado de los humanos antes de desaparecer totalmente. Para ellos eso nunca ocurriría.
La pantalla flotante se abrió en haces muchos más anchos. Ya comenzaba la lotería. Los anuncios preliminares eran cortos y con imágenes coloridas.
Nark y Uma se dirigieron el uno al otro, sus miradas se encontraron y un beso selló la noche sin importar el destino.
Relato muy original e intrigante!!
😏
Saludos Insurgentes
Un saludo.