«Mi justicia»

Dije lo que me hicieron y nadie creyó en mí, dije lo que haría y nadie creyó en mí.
Me he visto sola y abandonada por la justicia durante todo el proceso judicial.
Teniendo que aguantar declaraciones como: "Aunque sean violadores y maltratadores también 
tienen sus derechos", o "Todos somos iguales ante la ley". Quizá ese sea el problema, que todos somos
iguales ante la ley, esta ley tan magnifica que nos ampara y nos protege.
Por eso lo hice, aunque nadie creyera que lo iba a hacer, porque no confiaba en nuestro sistema judicial.
En ocasiones he tenido la sensación de que el sistema se reía de nosotras, que triste es tener que decir esto. Alguien tenía que dar un verdadero puñetazo en la mesa y así lo hice.
El muy cobarde, antes de ejecutarlo, me suplicó compasión: "Si tú no tuviste compasión, ¿por qué tengo que tenerla yo?" le dije mientras sus ojos se iban cerrando para siempre.
El acto de venganza, o de justicia, como prefiero llamarlo yo, no fue inmediato, primero tuve que recuperarme de
las secuelas, tanto físicas como psicológicas.

Pero ahora, sentada sobre el cuerpo inerte del monstruo que me ha robado la alegría, reflexiono e intento planear como será mi vida a partir de ahora.
No he encontrado la paz, no voy a engañarme a mí misma, pero creo que he hecho lo que tenía que hacer.
Ahora, la duda que me invade es la siguiente: ¿Podré controlar mi rabia, mi sed de venganza y no empezar una cruzada?
Mi cabeza me dice que no soy nadie para decidir quien se merece vivir y quien no, pero mi corazón, me
responde que los que han decidido su destino con sus imperdonables actos son ellos mismos, los monstruos.