🌬 Deja las prisas atrás. Respira y ten un diálogo contigo mismo. Medita.
Por suerte o por desgracia, cuento con unos cuantos años y cuando me pongo a recordar la vida de antes y la comparo con la que actualmente vivimos me da la impresión que antiguamente el ritmo de vida era más pausado. De unos años para acá, vamos corriendo a todos lados, no tenemos tiempo ni para nosotros mismos y el estrés invade nuestra vida cotidiana. Personalmente, me encanta estar rodeada de familia y amigos, no me gusta la soledad. Ahora bien, al caer la noche he de reconocer que llega ese momento, en el que el silencio y la tranquilidad me es necesario para poder desconectar del jaleo diario. Me siento cómodamente en mi sillón, respiro profundamente y doy un sorbito a la infusión calentita que recién preparé. Echo un vistazo a un lado y a otro del salón y observo como mi perrita Perla, sueña profundamente y la oigo gimotear a un ladito del sofá. A continuación, dirijo la mirada al otro lado del salón donde se encuentra mi gatito Niko, acurrucado en su camita situada cerca de mis pies. Verlos así, produce en mí una sensación inmensa de paz y tranquilidad. Medito, reflexiono y concluyo que con muy poco se puede ser feliz y ese momento no tiene precio y deseo que así siga siendo durante muchos años.
Bien relatado.
Saludos Insurgentes