«Mi yo interior»

Tranquilidad en el recorrido marítimo. Luar y el guía van atentos a lo que ocurre en la orilla.
Cuando bajó del avión ya se imaginaba haciendo este recorrido. Para ser exactos, desde la primera vez que estuvo , con nueve años, en el museo y su porte lo sedujo. No había visto nunca algo así . Estaba disecado y tras un cristal, pero su imagen era majestuosa. Sus colores negro, blanco y naranja lo mimetizaban de un modo sublime con el fondo. Desde entonces su meta fue viajar a Sumatra.
El guía va sentado en la barca y él de rodillas. Van observando ambas orillas. En una de ellas algo se ha movido pero no alcanzan a distinguir que es. Detienen la embarcación en mitad del río y Luar saca la cámara de fotos. En un sitio como este todo es fotografíable así que sea lo que sea, él lo captará. Vuelve la vista al lugar del movimiento y no lo puede creer, allí esta: el tigre de Sumatra. Empieza a hacer fotografias sin parar. Subitamente cae en cuenta. La barca está haciendo movimientos bruscos y el no puede enfocar. Mira hacia el guía pero ya no está. En su lugar un imponente tigre lo observa.
Luar está maravillado. Es mucho mas impresionante e inteligente. Se percata de la artimaña. Uno de ellos se luce para despistar y el otro ataca desde la otra orilla. Sus garras adaptadas para nadar le dan ventaja.
Se miran a los ojos, ambos respiran lentamente y Luar no puede evitar sentir admiración por el magnífico animal. Trata de entrar en modo tranquilo y atónito observa como el tigre se lanza al río. Agradece el suceso a su karma.
Bambang olisquea al humano....huele igual que el último que se comió y recuerda que no tuvo buena digestión...