Pasar el fin de semana con amigos en una casa rural, es algo que todos estábamos esperando desde el verano pasado que decidimos ir juntos. Esta vez con nuestras parejas y disfrutar de una zona de montaña, de una casa con chimenea en un entorno sin el ruido habitual de la ciudad, de nuestros trabajos y donde seguro que volveríamos a descubrir nuevos secretos, que pese a conocernos desde hace años, desde nuestra infancia, nos sorprendernos con alguna que otra exclusiva, algún nuevo cotilleo que no conocemos.
Conseguimos una casa en la provincia de Segovia, lo suficientemente lejos de todo, pero cerca un pequeño pueblo para poder ir a comprar y abastecernos en momentos de escasez alimenticia y sobre todo etílica, no es que seamos unos borrachos, pero cómo en casi todos estos grupos y reuniones, alguna copa, siempre cae.
Cada uno decidió encargarse de una cosa, unos de la comida, otros de la bebida, otros de cosas varias como picoteo, chuches dulces y saladas, etc.
A parte, de llevar mi parte, pensé en preparar una broma que hace tiempo le oí a mi hermano y que preparo en una acampada. Se trata de grabar en una cinta con sonidos y ruidos tenebrosos, entre los sonidos se deja espacios en blanco para que suene cada cierto tiempo.
Rescaté mi viejo walkman, unos altavoces pequeños que tenía y mi radio casete con el botón de REC. Conseguí encontrar una vieja cinta de chistes de Arévalo, le puse el celo en ese cuadradito para poder grabar encima de la cinta. Dejé un espacio de un par de minutos sin sonido en el inicio de la cinta y completé con esos ruidos más los espacios en blanco el resto de los minutos de la cinta.
Llegamos a la casa, la típica casa de campo, una par de plantas, en la planta principal, un gran salón con la chimenea en una esquina, un par de sillones, una gran mesa para comer con sillas suficientes para estar cómodos, una cocina, un aseo y una escalera que sube a la planta de arriba con cuatro dormitorios y dos baños. Ese hueco de la escalera era ideal para mi trama. El inicio de la escalera dejaba detrás de ella una caja donde almacenan los troncos de leña para alimentar la chimenea, allí pondría el walkman y los altavoces.
Después de organizar todo, de repartirnos las habitaciones, salimos a dar una vuelta por la zona y para hacer algo de tiempo para cenar. Anochecía pronto, refrescaba hasta el punto de hacer bastante frío y que la chaqueta que teníamos era insuficiente.
Ya de vuelta, preparamos la cena, mientras José decidió que estaría bien poner una película de miedo. Sin tenerlo preparado, el ambiente se estaba poniendo de mi parte. Todos somos de la misma quinta, nuestras parejas más o menos igual y decidimos buscar un clásico de nuestra época, viernes 13. Las risas, por las escenas no tan bien conseguidas como nosotros pensábamos hace años al verla, predominaban sobre algún susto o escena macabra que la película mostraba. Decidí que era el momento. Simulé ir al baño y pulsé al PLAY después de colocarlo todo detrás de los troncos de madera.
Gabriel se puso a recoger su plato y fue hasta la cocina para coger el postre. Volvió corriendo, pálido y diciendo que, si habíamos oído eso, "¿el qué?" contesté con la sorna de saber lo que pasaba. "He oído un grito desde la cocina", "¿cómo?”, contestaron el resto.
Fuimos todos hacía la cocina, pero los tiempos de silencio entre un sonido y otro, hacía efecto. Nadie oyó nada. Al sentarnos de nuevo en el salón, otro ruido aterrador. Todos saltaron de sus asientos y nos miramos unos a otros, como para asegurarnos que era verdad, que todos habíamos oído lo mismo.
A mí se me empezaban a poner los pelos de punta, un escalofrío recorría mi nuca, todo estaba saliendo a la perfección. Mar, la novia de Andrés era la más tímida de todos nosotros, era morena, con una melena larga, modosita, siempre educada y no se salía nunca de tono. Fue la primera en moverse, en salir andando con decisión dispuesta a descubrir que pasaba. El resto la seguimos con más miedo que vergüenza. Mi pareja, Raquel, sabía del plan, nos mirábamos y reíamos cómplices de tenerlo todo controlado, de estar disfrutando con el momento.
Recorrimos toda la casa, tanto la planta de abajo como la de arriba y justo al ir bajando, un fuerte estruendo seguido de cristales rotos, retumbo en toda la escalera. Mar bajo las escaleras de tres en tres, no podíamos seguirla, después de ver que en la cocina y en el salón no había nada raro, se acercó al hueco de la escalera, pensé, ya lo ha descubierto, se fastidió todo. Pero ante mi sorpresa, tomo el hacha que estaba en ese hueco para cortar la leña, sin dudarlo abrió la puerta de la entrada y se pudo a rodear la casa hacha en mano y gritando que quien estaba allí, que, si era una broma, no tenía gracia. Sin duda la veía capaz de todo.
Decidí entrar el primero en la casa, coger el walkman de debajo de la escalera y ponerlo en la mesa del salón, para que cuando entraran, poder descubrir la broma. Raquel entro la primera del resto del grupo y le dije que había parado la cinta y que diría que era yo. Entro el resto del grupo, esperé un poco a que se calmaran los ánimos para decirlo.
Una serie de fuertes golpes sonaron en la puerta de la entrada, Raquel me miró, yo miré el walkman que dejé encima de la mesa, seguía allí, un gran ventanal detrás de la mesa, mostraba el exterior y no quise ni mirar, el miedo me agarrotaba y al girar mi mirada a Raquel, me encogí de hombre y le dije "no soy yo", de nuevo Mar, tomo el hacha y se dirigió flechada a la puerta.
«No soy yo»
-
«Las luces de la casa llorona» , de Puri Escuredo Leer »
-
«Cuando Sara encontró el rumbo» , de Puri Escuredo Leer »
-
«Óscar y la Esencia» , de Puri Escuredo Leer »
-
«Fluorescencia programada» , de Mikel M Leer »
-
«El umbral del bosque» , de Mario Pavón Leer »
-
«Aglo, el espejo de Olga» , de Puri Escuredo Leer »
-
«La estrella polar» , de Antonio Otero Fernández Leer »
-
«Jazmine y el misterio del cuco» , de Mila Clemente Leer »
-
«Desde mi ático» , de elinsurgentecalleja Leer »
-
«Conviviendo con extraterrestres» , de Mila Clemente Leer »
-
«En medio del bosque» , de N. de la Flor Ruiz Leer »
-
«EL EMBARCADERO» , de Carmen Fernandez Mayoralas Leer »
-
«¿Cómo sería tu día antes del fin del mundo?» , de Mario Pavón Leer »
-
«Al servicio del emperador» , de Mario Pavón Leer »
-
«Tabit y Estela» , de Celia Ling García Leer »
-
«Luciérnaga cruel» , de Mayomoratallaruben Leer »
-
«La luna, el mestizo y la princesa» , de Lucia F.S. Leer »
-
«Eclipse» , de Alejandro Castillo Peña Leer »
-
«UNA BALA DE PLATA, A MEDIA NOCHE, EN WASHINGTON» , de Jaime Cenalmor Leer »
-
«La luna de la soledad» , de Agathe Leer »
Saludos Insurgentes
Me ha tenido enganchada hasta el final. Muy bueno.